RG
Roberto Giacomelli
•Un grupo de jóvenes en viaje de placer pronto se ve obligado a lidiar con los inconvenientes causados por un neumático pinchado. Uno de los cinco se aleja del grupo para ir a buscar ayuda, pero no regresa. Al pasar las horas, los cuatro restantes deciden ir a buscarlo, pero se encuentran con el señor Slausen, un hombre amable de mediana edad que los invita a pasar la noche en su casa, antes un museo de maniquíes. Slausen, sin embargo, no vive solo, con él está su hermano, un psicópata obsesionado con los muñecos que decoran la casa, hasta el punto de usar a los turistas como "modelos" para sus creaciones.
Hoy sabemos que en una película de terror ser joven, atractivo y turista puede atraer a las peores especies de monstruos, psicópatas, asesinos en serie y criaturas infernales; y si además ocurre que el coche se avería… bueno, en ese momento realmente estás perdido. Pero ellos también lo sabían en 1979, año en que la productora de Charles Band dio a luz "Horror Puppet" ("Tourist Trap" en su versión original), un divertido b-movie que debe más que el simbólico "café" a la "No abras esa puerta" de Hooper.
"Horror Puppet" pone las cartas sobre la mesa desde el principio con una situación clásica de supervivencia de terror, esta vez curiosamente contaminada por lo sobrenatural. Los personajes y la evolución de la trama son de las cosas más abusadas en el cine de terror, pero entonces, en 1979, aún no había la inflación de supervivencia a la que estamos acostumbrados hoy, por lo que, pagada la deuda al cine de Tobe Hooper, también se puede ver un cierto interés por una singular exploración del mito de la familia idealizada. "Horror Puppet" presenta una realidad en la que la familia está ausente, tanto en el ámbito de las víctimas como en el de los verdugos: el señor Slausen ha sido privado de su esposa y mantiene una relación de complicidad/rivalidad esquizofrénica con su hermano psicótico, hasta el punto de que la ausencia de afecto y calor humano lo ha llevado a idealizar una familia hecha de madera y plástico, maniquíes (uno tiene las facciones de su esposa fallecida) y máscaras humanas que le den la ilusión de "existir".
Naturalmente, como casi siempre ocurre en este tipo de películas, es el boogeyman el que roba el espectáculo, robando por completo la escena a los jóvenes protagonistas. En este caso, el papel de interpretar al misterioso y ambiguo señor Slausen fue confiado a Chuck Connors, un gran actor de carácter que en las décadas de 1950 y 1960 participó en muchos westerns y series de televisión de culto, aquí realmente excelente en el papel.
El director David Schmoeller, también autor del guion junto con J. Larry Carroll, se desempeña egregiamente con este su primer largometraje y anticipa en parte los temas que abordará en sus siguientes "Striscia ragazza, striscia" y sobre todo "Puppet Master – El titiritero". Muy buena la fotografía de Nicholas Josef von Sternberg.
Lo que poco convence es el aspecto del psicópata, realmente demasiado similar al Leatherface de "No abras esa puerta", y deja un poco dudoso también la elección de dotarlo de poderes telequinéticos que parecen casi intrusos en la historia. Nota de demérito también al departamento de gore y violencia, poco presente aunque no habría desentonado en una película de este tipo.
En general, sin embargo, "Horror Puppet" es una película que vale la pena recuperar, envejecida muy bien y hoy más fascinante de lo que lo era en su época.
Destacar la gran similitud de "La máscara de cera" versión 2005 con esta película. ¿Coincidencia?