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Roberto Giacomelli
•El joven Matt Campbell tiene un tumor que lo obliga a someterse a una terapia experimental en un hospital de Connecticut. La fatiga de los frecuentes viajes y el exceso de costo de los mismos impulsan a la familia Campbell a alquilar una casa justo cerca de la clínica, animados también por el hecho de que el precio de la vivienda es bastante ventajoso. Pero desde el momento en que los Campbell ponen el pie en la casa comienzan a suceder eventos extraños: inquietantes ruidos provienen del ático, misteriosas sombras se mueven en el sótano y Matt es atormentado por visiones aterradoras de muerte. ¿Qué se esconde en el pasado de esa casa?
El cine de las casas encantadas es despiadado: los clichés son inevitablemente siempre los mismos y una vez que se produce una película con un gran éxito de público y crítica, todo lo que se realice después será inevitablemente comparado con ella. "El Mensajero" sigue obligatoriamente esta regla, pero no se trata de ignorancia o pereza de quien la escribe si surge el insistente paralelo con "Amityville Horror", ya que las dos películas, las dos historias, tienen tantos puntos en común que realmente se sospecha el mínimo esfuerzo creativo por parte de los realizadores de la película sobre la casa encantada de Connecticut.
Comencemos diciendo que ambas películas están inspiradas en hechos realmente ocurridos, historias siniestras que tuvieron una muy pequeña resonancia en los periódicos de la época y que luego alimentaron la imaginación colectiva de los aficionados al paranormal y al misterio. De la casa de Amityville se conoce lo suficiente, mientras que "El Mensajero" se inspira en la historia ocurrida a la familia Reed en 1987, las consecuencias inquietantes de su mudanza a una vieja casa de Southington que los obligó a huir debido a extraños eventos (ruidos, apariciones, cambios inexplicables de temperatura) y al descubrimiento de un pequeño cementerio en el patio, además del descubrimiento de que en los años veinte los sótanos de esa vivienda estaban destinados a cámaras de embalsamamiento.
Parece que la idea de esta película nace de la visión casual de un documental para la televisión sobre la historia de la familia Reed por parte del productor Daniel Farrands, a quien se le encendió inmediatamente una bombilla sobre las posibilidades comerciales de la historia. Los dos guionistas contratados, Adam Simon ("Carnosaur") y Tim Metcalfe ("Ammazzavampiri 2"; "Kalifornia"), han recopilado así los testimonios de Carmen Reed y mezclado todo en una historia que utiliza todos, pero todos, los clichés del género casa encantada, repitiendo incluso algunas ideas puramente amityvillanas. Así, entre ruidos que provienen del piso de arriba aunque no haya nadie, fantasmas que aparecen en los espejos, puertas que inicialmente no se abren pero que luego revelarán inquietantes verdades y flashbacks sobre eventos dramáticos del pasado, se insertan personajes prácticamente obligatorios como el reverendo que intenta ahuyentar el mal y el padre de familia borracho que no falta en volverse loco.
¿Todo esto ya visto y revisto muchas veces, eh? Sí, lamentablemente ese es el gran límite de una película que en general está bien realizada y capaz de suscitar algún susto. La falta de una idea original y de un desarrollo innovador hace que cualquiera que tenga un mínimo de familiaridad con el género encuentre todo muy predecible. Es normal que quienes tengan un primer acercamiento con las películas sobre casas encantadas encuentren en "El Mensajero" una película de orgasmo, un concentrado de sustos y situaciones macabras que te llevan a amar definitivamente el género o te alejan de él para siempre. Los continuos momentos de terror y la interesante iconografía creada para la película (los muertos sin párpados, el ectoplasma que sale de los orificios del médium, la escritura necroscópica en los cuerpos) son todas elecciones indudablemente acertadas y capaces de dar un quid a la obra, aunque también hay que constatar que quizás se quiso enfatizar demasiado el momento de susto en detrimento de la cohesión de toda la película. A veces se tiene la sensación de que "El Mensajero" está compuesto por muchas pequeñas mini-secuencias casi independientes y destinadas exclusivamente a hacer saltar del asiento al espectador, no particularmente funcionales a la economía narrativa de la obra. Casi una fórmula al estilo "The Grudge" con el "¡Buu!" al final de cada secuencia. A veces el juego funciona - ver la escena con el ave bajo la cama, por ejemplo - pero a la larga esta elección podría también cansar a quien no ha ido al cine solo para asustarse.
Si la dirección del debutante Peter Cornwell (autor de un famoso cortometraje de animación, "Ward 13", que también se muestra en una televisión del hospital durante la película) sigue el anonimato de los videoclips de algunas nuevas promesas de Hollywood al estilo Bousman, hay que romper una lanza a favor del reparto, compuesto por ningún actor "de grito" pero por excelentes profesionales a veces demasiado poco utilizados. Se va desde una intensa Virginia Madsen ("Candyman - Terror detrás del espejo"; "Number 23") en el papel de la señora Campbell hasta un Elias Koteas robertdeniriano ("La última profecía"; "Shooter") en el del reverendo Popescu. Sorpresa actoral para el joven Kyle Gallner (que veremos pronto en el nuevo "Nightmare") que enfrenta un personaje difícil como Matt Campbell con una naturalidad inusual.
Bella la fotografía de Adam Swica y excelentes algunas elecciones escenográficas, como las momias en los intersticios y la sala de embalsamamiento, que logran valorizar las habitaciones de una casa encantada a veces arquitectónicamente demasiado poco inquietante.
En resumen, "El Mensajero" es una película probablemente imprescindible para las nuevas generaciones pero francamente inútil y demasiado predecible para quienes han crecido a pan y "Amityville Horror", "Balada Macabra", "La casa de las almas perdidas", "The Others", etc. Sin infamia y sin alabanza.
Y Lionsgate ya ha puesto en marcha una secuela para el próximo año: "The Haunting in Georgia".