MR
Marco Ruggeri
•Una pareja de audaces periodistas se introduce en los laboratorios de E-Max, una empresa que realiza experimentos genéticos en animales, con el objetivo de realizar un reportaje denunciando las torturas infligidas a los pobres animales. Pero no todo sale como se espera y se ven obligadas a escapar, llevándose consigo un perro gigante y de apariencia dócil, que en realidad no es más que el resultado de un experimento genético futurista. El perro tiene en sí las capacidades especiales de otros animales, lo que lo convierte en un verdadero superperro valorado en un millón de dólares. Las periodistas no saben que la bestia está mentalmente inestable, una máquina asesina lista para explotar en cualquier momento. La trama de esta película de John Lafia (ya director de "Bambola Assassina 2") no busca en absoluto la originalidad, explotando una serie de clichés cinematográficos y narrativos ya abusados hasta el infinito. Algunas ideas parecen interesantes, las múltiples capacidades del perro parecen prometer una buena dosis de entretenimiento, aunque su manifestación concreta no logra asustar en absoluto: ver al perro que aprovecha la capacidad del camaleón y aparece de la nada en el interior de una habitación oscura, o que trepa como un jaguar en un árbol para comerse un gato hace más reír que otra cosa. La película ofrece además muy poco desde el punto de vista "splatter", un aspecto que probablemente habría podido aumentar el interés por una película ya de por sí demasiado escasa en tensión emocional. La mediocre actuación de los actores (excepto el buen viejo Lance Henriksen, que merece la suficiente solo por el nombre que lleva) y las carencias a nivel de guión ofrecen en definitiva una película plana, aburrida, a veces forzada y fastidiosamente cómica, que no añade nada a lo que ya hemos visto en el cine al menos mil veces. No es tan malo, pero prácticamente inútil.