VD
Vincenzo de Divitiis
•Quinn Brenner es una joven aspirante a actriz que quedó huérfana de su madre, fallecida por una grave enfermedad un año antes. Deseosa de comunicarse con ella, acude a una sensitiva llamada Elise, quien a su vez está conmocionada por el suicidio de su marido. Elise advierte a la adolescente sobre los riesgos de invocar las almas de los difuntos. La sesión se realiza de todos modos y Elise percibe una presencia poco tranquilizadora que se aleja rápidamente. Un tiempo después, Quinn, al finalizar una audición para una escuela de teatro, nota una figura extraña en la calle que la distrae y le impide ver un coche que la atropella de lleno, obligándola a usar una silla de ruedas. Su convalecencia en casa se convierte en un auténtico infierno, hecho de ruidos siniestros y apariciones de fantasmas. En su rescate llegan Elise y dos cazadores de fantasmas que se encontrarán frente a un demonio terrible y sediento de almas humanas. Cuando en 2010 los dos famosos productores Oren Peli y Jason Blum decidieron apostar por un director talentoso, pero aún en busca de la definitiva explosión, como James Wan para lanzar la saga de "Insidious", pocos habrían apostado ni un solo euro por el éxito de lo que parecía la típica historia de casas encantadas fuertemente emparentada con "Paranormal Activity". Y sin embargo, los enormes ingresos en taquilla y el consenso unánime de público y crítica obtenidos por "Insidious" y "Insidious 2" consagraron la serie producida por BlumHouse como una de las más importantes y valiosas de los años 2000, al punto de poner en marcha un tercer episodio titulado "Insidious 3: El inicio". Esta vez, a diferencia de los dos capítulos anteriores, el viejo adagio futbolístico "equipo que gana no se cambia" se altera casi por completo: asistimos a un cambio al timón con Leigh Whannell (ya guionista e intérprete de los dos primeros episodios) que toma el lugar de James Wan, un renovación parcial del reparto y sobre todo una historia nueva de principio a fin. Como se puede deducir del título, en efecto, la película se presenta como un prequel que cuenta los orígenes del mal que algunos años después afligiría a la ahora famosa familia Lambert. ¿A qué lleva este restyling? A una película agradable, pero al mismo tiempo la más débil de las tres tanto desde el punto de vista de la escritura como del técnico. Una de las pocas cosas del pasado que ha permanecido intacta es la fórmula en la que Whannell se basa para crear el clima de tensión adecuado. El elemento clave para alcanzar este objetivo sigue siendo la atmósfera, hecha de ambientaciones fúnebres y amplias zonas de sombra en las que se esconden demonios y presencias que se manifiestan en el dormitorio de la protagonista, verdadero epicentro de toda la película. Así, hay numerosas escenas de miedo que se inspiran en uno de los tópicos del cine de terror gótico de los años sesenta, es decir, la sesión de espiritismo y la evocación de los difuntos que aquí sirven como desencadenante de todo el mal. Nada nuevo bajo el sol, pero todo es diabólicamente efectivo, basta pensar en la apreciable secuencia en la que los dos cazafantasmas, guiados por una cámara colocada en la cabeza de la joven, se adentran en la habitación de Quinn recibiendo una mala acogida. Para agudizar este sentido de malestar e inquietud, están la fotografía de tonos oscuros de Brian Pearson y las excelentes músicas de Joseph Bishara que reproducen la mezcla probada de sonidos golpeados y violines chirriantes adecuados para subrayar el carácter surrealista de la historia. Una vez agotado el legado waniano, sin embargo, se tiene la sensación de que el director tiene dificultades para caminar con sus propias piernas y algunas elecciones no convencen del todo. El guion del mismo Whannell comienza a mostrar demasiadas grietas, con referencias forzadas a las películas anteriores y sobre todo en la segunda parte el argumento toma un giro que podríamos casi definir como basura y totalmente incoherente con el resto de la estructura de la clásica historia de fantasmas. Un giro basura resumido en un final decepcionante en el que se asiste a auténticas peleas entre los protagonistas y los demonios y a bromas que rozan lo grotesco. Además, hay que decir que la figura de "El hombre que no respira", por inquietante que sea y que haga su honesta figura, no puede ser en absoluto comparada con las del demonio de rostro quemado y la esposa negra, protagonistas de las dos primeras películas. El reparto, como se ha dicho, sigue la obra de renovación y ve algunas nuevas incorporaciones entre las que destaca la joven Stefanie Scott muy buena dando profundidad a su personaje, mientras que Dermot Mulroney convence un poco menos. En cuanto a las viejas conocidas, Lin Shaye se confirma una garantía en el papel de la médium Elise y lo mismo se puede decir de Leigh Whannell y Angus Sampson en los de la extraña pareja de cazafantasmas. Curiosidad final sobre James Wan que no abandona del todo su criatura y aparece en un cameo que os dejo descubrir. "Insidious 3: El inicio" es, en definitiva, un buen producto que satisface a los fans de la saga, pero podría hacer fruncir el ceño al resto de los aficionados.