RG
Roberto Giacomelli
•Un grupo de jóvenes ecologistas se dirige a una isla del océano Pacífico para documentar y denunciar misteriosos experimentos realizados por el ejército estadounidense sobre la flora y la fauna de la isla. Al llegar a su destino, los cuatro jóvenes, acompañados de una periodista con su camarógrafo y un guía, descubrirán que los laboratorios de la isla han quedado desiertos debido al experimento que escapó de su control: una cobra de dimensiones mastodónticas y otros igual de gigantescos varanos de Komodo deambulan libres por la isla en busca de presas.
¿Conoces ese tipo de película que se anuncia de inmediato como una tontería con una "B" mayúscula desde el título absurdo, el cartel ridículo y la trama improbable? Pues "Komodo vs. Cobra" es exactamente ese tipo de película: un título que grita a los cuatro vientos que se trata de una película de monstruos basada en reptiles, un cartel que exhibe los mencionados reptiles de dimensiones desproporcionadas enroscándose en alguna clase de abrazo mortal similar al kamasutra, nombres en el elenco de perfectos desconocidos, tanto que cuesta creer que Michelle Borth sea un nombre auténtico. Bueno. Ahora, ¿conoces esa sensación que se tiene cuando te encuentras frente a este tipo de películas y, aunque ya sabes que corres un riesgo, te sientes irresistiblemente atraído a verla? "Komodo vs. Cobra" funciona exactamente así: un mal tan ostentoso y anunciado que debes verlo a toda costa, como si un Guido Angeli te incitara con el característico "¡Prueba para creer!".
Lamentablemente, este "Komodo vs. Cobra" no logra satisfacer ni los deseos más infantiles de disfrutar de una estúpida película de monstruos al estilo Godzilla, sino que nos muestra desde la introducción a los dos saurios gargantuescos, realizados con una gráfica por computadora tan primitiva que hace añorar las series de "Simbad" producidas a finales de los años 90. Como si esto no fuera suficiente, este golpe ya de por sí considerable, la película no logra en absoluto involucrar al espectador ansioso de tonterías en celuloide, resultando bastante repetitiva e infestada de escenas que, según las intenciones, deberían sorprender o asustar, pero que en realidad solo hacen que el incauto espectador maldiga debido a la mala realización y el efecto involuntariamente ridículo.
No tiene sentido buscar alguna cita de las diversas películas de monstruos japonesas ambientadas en la famosa "Isla de los monstruos" o de los "Jurassic Park" de Spielberg, porque la comparación sería embarazosa y fuera de lugar. La única certeza es que el director Jim Wynorski, que en el pasado nos ha acostumbrado a películas embarazosas como "976- El factor astral", "Ghoulies 4" y "La maldición de Komodo", ha logrado montar una farsa que, además de no asustar ni a un bebé en pañales (que, de hecho, debería ser llevado a la tienda de juguetes más cercana para buscar los muñecos del Cobra y el varano de Komodo), no logra ni siquiera divertir al espectador que ha decidido poner sus células cerebrales de vacaciones durante una hora y media.
En resumen, una película bochornosa que se pavonea con complacencia entre las diversas "Boa vs. Phyton", "Snakeman" y "Phyton". Desaconsejada incluso al espectador más masoquista amante de los reptiles.