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Alessio Gradogna
•Edimburgo, 1831: el profesor MacFarlane, estudioso de anatomía, necesita cuerpos para continuar sus experimentos, ilustrarlos a sus estudiantes y salvar la vida de una niña enferma. Para conseguirle la "materia prima" está un cochero sin escrúpulos, abyecto y diabólico, que en un primer momento roba los cadáveres de los cementerios y luego se los procura directamente con el asesinato, terminando por chantajear al doctor, quien lo matará pero que por el remordimiento terminará por enloquecer. Uno de los mejores horrores de los años '40, basado en un relato de Stevenson, velado sobre las sugerencias típicas del cine de Val Lewton (aquí productor y guionista), malsano y rico en ambigüedades al mostrar con precisión los méritos y sobre todo los límites del uso incondicional de la ciencia médica que en su ambición desmedida puede llevar a la autodestrucción. Para enriquecer la película, la presencia de los dos actores-íconos Bela Lugosi y Boris Karloff (uno de los pocos films en los que los vemos juntos), con este último, en el papel del cochero loco, ganando definitivamente el desafío, también gracias a una excelente dirección que lo coloca continuamente en contrastes de luces y sombras que resaltan con absoluta eficacia su carácter repulsivo.