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Roberto Giacomelli
•Agosto de 1973. Cinco jóvenes, de regreso de un viaje a México, recogen a una extraña autoestopista que encuentran vagando por la carretera, pero la chica, después de pronunciar palabras sin un sentido aparente, se quita la vida. Los cinco, en medio del pánico, se dirigen a la estación de servicio más cercana, donde informan telefónicamente al sheriff del suceso. A partir de ese momento, los jóvenes, refugiados cerca de un viejo molino, comenzarán a caer bajo los golpes de un brutal tipo enmascarado, armado con una motosierra, y de su letal familia.
Probablemente estamos ante el ejemplo más logrado de revival cinematográfico de los últimos años, además del más merecedor de los herederos del clásico de Tobe Hooper. Hay que aclarar una cosa: esta nueva "No abras esa puerta" se lanzó como un remake de la película de 1974, pero al ver la película se puede constatar que no se trata de un remake propiamente dicho, sino, como ocurrió con el tercer y cuarto episodio de la saga, de una variación sobre el tema. De hecho, en líneas generales nos encontramos en los territorios de la legendaria masacre con la motosierra, y, a diferencia de los capítulos anteriores, esta nueva película se ambienta el mismo año que la primera película, pero hay demasiadas variaciones para poder proclamarlo a pleno título un remake. (El mismo director ha afirmado: "Si ya existe una película llamada "No abras esa puerta" y es perfecta, no puedes hacerla igual, ¡no tendría sentido!").
A esta película hay que reconocerle dos méritos: por un lado, un desarrollo del personaje de Leatherface, ahora entrado en la imaginación de los psycho-killers, símbolo del horror postmoderno, y por otro, un particular cuidado estético y un guiño a todos los amantes del gore.
Empecemos por el bueno y viejo Faccia di cuoio: en esta película, por primera vez se le da un nombre real, Thomas Hewitt, y un rostro bajo la máscara, corroído por una serie de tumores que le han devorado la piel desde niño (de ahí el motivo por el que desea las caras de los demás, de quienes tienen una intacta). Además, en esta película Leatherface vuelve a ser el miembro más importante de la familia y a él se le confían todas las secuencias de terror y violencia (con alguna concesión al igualmente despiadado personaje de R. Lee Ermey): él es el verdadero monstruo de la película mientras que los demás componentes de la familia son como un alter ego, un fragmento diferente de su personalidad.
Desde el punto de vista estético, la película logra crear una notable mezcla entre dos caracteres opuestos: a la elegancia de la fotografía (cuidada por Daniel Pearl, director de fotografía también en la película de 1974), que sumerge al espectador en el soleado paisaje de Texas (envuelto sin embargo por tonos oscuros y opacos), se oponen una serie de situaciones macabras, morbosas y perturbadoras, que van mucho más allá del límite del horror al que estábamos acostumbrados en los últimos años, y que nos devuelven a los momentos más enfermizos de la película prototipo de 1974. En resumen, por un lado la belleza y la búsqueda estética, por el otro el horror más brutal y animal.
El director Marcus Niespel, que previamente había trabajado en el campo de la publicidad y los videos musicales, está en su primera experiencia cinematográfica, mientras que los actores son casi todos veteranos de series de televisión estadounidenses de éxito, desde la bella protagonista Jessica Biel ("Séptimo Cielo") hasta Eric Balfour ("Six feet under"), pero entre el reparto también figuran Erica Leerhsden, ya vista en la secuela de "The Blair witch project", y R. Lee Ermey, famoso por su interpretación en "Full metal jacket", en el papel del malvado sheriff.
Curiosidad: La película está introducida por una voz narrativa que pertenece al actor John Larroquette, el mismo que prestó su voz para la introducción de la película de Tobe Hooper.
"No abras esa puerta" inicialmente iba a ser dirigida por Micheal Bay ("Armageddon", "Pearl Harbor") quien figura sin embargo como productor junto al director de la primera película de Tobe Hooper.
Señalamos un error: Entre las secuencias iniciales de la película hay una en la que los jóvenes escuchan en la radio la canción "Sweet home Alabama", pero la película está ambientada en 1973 mientras que la canción es de 1974.