VD
Vincenzo de Divitiis
•Simon y Robyn son una joven pareja feliz que decide mudarse a una hermosa y acogedora casa en las afueras para coronar un matrimonio que les está reservando alegrías y satisfacciones en todos los ámbitos. Fue durante las últimas compras en el centro comercial que un personaje extraño se acerca a los dos: es Gordon, un viejo compañero de Simon de la época de la escuela que el hombre había incluso borrado de su mente. Un encuentro casual y aparentemente inofensivo pronto se convierte en el comienzo de un infierno para los dos, ya que Gordon comienza a convertirse en una presencia constante e incómoda en sus vidas entre regalos continuos y visitas inoportunas que llevan a Simon a invitarlo a no buscarlos más. El único problema es que las motivaciones que impulsan al hombre a actuar como un acosador son más profundas de lo esperado e involucran eventos pasados que habría sido mejor mantener en secreto para siempre. Los géneros de terror y thriller siempre han sacado a manos llenas de los hechos de la crónica negra, demostrando que, más allá de los miedos más atávicos relacionados con monstruos y demonios de fantasía, lo que más asusta al alma humana es la realidad que lo rodea, en otras palabras, todo lo que puede golpearlo de manera más directa y mortífera en el día a día. No es de extrañar, por lo tanto, que muchos directores se hayan centrado en el miedo a la violación de la intimidad y del espacio doméstico, en los episodios muy extendidos de acoso o incluso algunos casos de acoso escolar de los que los periódicos están casi llenos cada día para realizar películas cuyo mayor punto fuerte es el recurso a ambientaciones e intrigas cercanas al espectador revisitadas en clave tenebrosa e inquietante. Entre estos autores también encontramos al actor australiano Joel Edgerton que para su debut detrás de la cámara, acompañado de la bendición del rey del terror de bajo presupuesto Jason Blum, elige contar una historia que no es original, pero que gracias a una marcada adherencia a la realidad logra dejar un profundo sentido de turbación. Su "Regalos de un desconocido" es un thriller psicológico tenso, vibrante y con un argumento siempre listo para giros repentinos que mantienen pegados al asiento. Con "Regalos de un desconocido" nos encontramos frente al caso clásico en el que el tráiler puede ser engañoso ya que las primeras imágenes dejaban entrever la historia clásica de un acosador que persigue a una joven mujer casada de la que está atraído sexualmente con el consiguiente resentimiento por parte del marido. Nada de eso. Lo que pone en pie Edgerton (que también es guionista de la película) es una trama mucho más compleja en la que no todo es lo que parece y cada personaje parece esconder inquietantes esqueletos en el armario, aspecto que hace entender cuán ganadora es la decisión del director de centrarse sobre todo en la atenta caracterización de los protagonistas. La figura de Gordon, interpretada por el mismo Joel Edgerton, parece ambigua y espinosa y ya la primera mirada que lanza a la pareja en el centro comercial deja entrever que lo que lo impulsa a seguirlos no es la atracción sexual hacia la joven mujer o el fuerte envidia por su vida feliz, sino el rencor hacia los comportamientos de Simon de persona servil y falsamente brillante. El personaje del muy bueno Jason Bateman, de hecho, es el manifiesto de la hipocresía: continuas manifestaciones de amor empalagosas hacia su compañera, un éxito laboral alcanzado no sin recurrir a medios inmorales y un perbenismo de fondo que con el desarrollo de los eventos lo hacen odioso tanto como el acosador. En medio encontramos a Robyn, interpretada por Rebecca Hall, que parece ser el personaje más débil de los tres y su función principal es la de servir de motor para Gordon ya que es ella la destinataria de los regalos y las atenciones excesivas por parte del hombre. Los únicos pasajes vacíos de la película se encuentran en una parte central caracterizada por ritmos más lentos y excesivas demoras que, sin embargo, el director es hábil en aliviar con algunas escenas de ligera tensión al estilo puro BlumHouse, entendido como búsqueda del susto fácil y de un leve salto de la silla por parte del espectador. Pero son solo defectos leves que no oscurecen la dirección de Edgerton que se revela segura e incluso buscada en algunos puntos; llaman la atención, en este sentido, su atención a la escritura de diálogos nunca banales y siempre coherentes con el desarrollo de la historia y el aprovechamiento de los espacios en clave simbólica, basta pensar en las paredes de la casa totalmente de vidrio que son todo menos el manifiesto de la privacidad. "Regalos de un desconocido", en conclusión, es un thriller psicológico no muy original, pero bien logrado gracias a su naturaleza intimista basada completamente en los protagonistas y su papel jugado en este mecanismo de relojería decididamente apasionante.