THE LIFE AND DEATH OF A PORNO GANG

Marko es un director en ciernes, con muchas aspiraciones y una gran pasión por el arte. Después de enfrentarse a la cruda realidad del mercado cinematográfico serbio, se encuentra rodando películas porno de muy baja calidad. Cansado y abrumado por el fracaso, monta una compañía poblada de personajes ambiguos, con los que va de gira para representar el "porno-teatro". Las cosas comenzarán a complicarse cuando los nuestros, aplastados por las desastrosas condiciones económicas, acepten grabar películas snuff. El cine serbio no deja de parir obras controvertidas capaces de dividir claramente al público, pero también de suscitar una reacción común en detractores y admiradores: el shock. Si Spasojevic logró este objetivo en 2010 con "A Serbian Film", "The Life and Death of a Porno Gang" no es menos eficaz, una película desconocida para la mayoría y nunca editada en Italia. Las dos películas tienen en común la intención de mostrar, de manera metafórica y de la manera más cruel posible, los horrores y la incomodidad de un pueblo puesto de rodillas por la difícil situación política y social causada por la guerra. "A Serbian Film", muy cuidado en la producción, hace del combo sexo/sangre su centro, en un contexto loco y violento que nunca sacrifica la parte narrativa, llena de significados desafortunadamente malinterpretados por un público a menudo no adecuado y preparado para este tipo de visión; "The Life and Death of a Porno Gang" resulta ser una película más compleja, que mezcla hábilmente drama y horror, con una predominancia de la parte trágica que toca a cada personaje. De hecho, no estamos ante un producto de terror en el sentido estricto del término: el horror al que asistimos es más psicológico y, quizás, más difícil de digerir. Alrededor del protagonista Marko, que lucha obstinadamente contra su fracaso profesional, giran los componentes de la compañía del "porno teatro": dos homosexuales seropositivos, dos heroinómanos con un hijo, un transexual, una actriz fracasada y una modelo cocainómana. La pandilla, representada en un estilo pseudo-hippie triste, está unida por el sentido de venganza contra la sociedad, la misma sociedad que los ha marginado y los ha condenado a una vida vacía y miserable. De ahí nace la idea de dar vida a un nuevo proyecto, algo que pueda marcar una especie de renacimiento artístico y personal: el grupo se exhibirá en espectáculos porno en directo, desplazándose por los diversos países de Serbia con una furgoneta llamativa, y viviendo al día. La sordidez y la incomodidad son fuertes y palpables: desde la experiencia de cada personaje hasta las humillaciones que sufrirán por parte de algunos aldeanos que, después de disfrutar del espectáculo, pensarán bien en agravar pesadamente golpeando a los nuestros no solo en el cuerpo sino también en la dignidad ya perdida, una metáfora que deja realmente poco espacio a la imaginación. El giro llegará cuando un cierto individuo propondrá a Marko grabar películas snuff a cambio de grandes sumas de dinero. Dada la problemática situación económica, Marko aceptará la propuesta, comenzando así un camino hacia el infierno. Es en la segunda parte de la película donde asistimos a las escenas más crudas y violentas: los torturadores son los mismos miembros de la banda mientras que los "actores" pertenecen a gente común que se ofrece como voluntaria, algunos para expiar un sentido de culpa, otros para ayudar a su familia en dificultad y así sucesivamente. Los asesinatos, filmados por el cínico y exaltado (al menos en apariencia) Marko, son sangrientos y absolutamente no censurados: no se nos ahorra ningún detalle y, gracias también a la excelente actuación y a las ubicaciones podridas y sucias, todo goza de un toque de realismo trágico y repugnante al mismo tiempo. Si por un lado los nuestros serán obligados por las circunstancias a ceder al compromiso, por otro, poco a poco, comenzarán a sentir el peso y la gravedad de la nueva empresa; el entusiasmo se transformará en derrota y la única vía practicable será, una vez más, la renuncia. Agrado y acertado el epílogo; los simbolismos se desbordan y no hay que esforzarse demasiado para leer entre líneas. La dirección, a menudo manchada por tomas temblorosas y una fotografía todo menos patinada, no perjudica el resultado final, y, como ya se ha dicho, el reparto está a la altura de la prueba. El mensaje del director es fuerte y claro; las referencias políticas, sociales y culturales sobre las que se construye la historia son tan directas que confirieren a la película una pesadez que molesta y choca al espectador. Una obra ciertamente importante, de difícil asimilación, extrema en la forma y en el contenido. Recomiendo su visión, pero no si quieren pasar una velada despreocupada y divertida.