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Roberto Giacomelli
•Con 140 millones de recaudación frente a un presupuesto de 24 millones, "Scream 5" fue la única película capaz de destronar a "Spider-Man: No Way Home" del podio de taquilla en el invierno de 2022, tras varias semanas de dominio. Este éxito llevó a Paramount Pictures a dar luz verde a la producción de un nuevo capítulo. Así llegamos a "Scream VI", un número detrás del título que comienza a ser exigente para una saga de un gran estudio, especialmente en el género de terror, fácilmente serializable pero a menudo víctima de una caída en la calidad con el avance de los capítulos. Sin embargo, sorprendentemente, la saga "Scream" soporta el peso de los años y de su mecánica narrativa. Tras el traspaso del legado del fallecido Wes Craven al dúo Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett en la quinta película, el sexto capítulo también muestra una frescura y energía inesperadas.
Una mujer espera en un restaurante de Nueva York a su cita a ciegas, pero el hombre llega tarde. Cuando suena el teléfono, comienza otra pesadilla con un desenlace impredecible. Mientras tanto, Tara y Sam Carpenter, junto con sus amigos Mindy y Chad, sobrevivientes de la masacre de Woodsboro, se han mudado a Nueva York. Tara, Mindy y Chad asisten a la universidad, mientras que Sam, profundamente afectada por los eventos del año anterior, lucha con sus traumas, como se refleja en sus sesiones de psicoanálisis con el Dr. Stone. Además, Sam enfrenta una campaña de odio en las redes sociales, ya que algunos la consideran la verdadera autora de los asesinatos de Woodsboro. Cuando Ghostface reaparece en Nueva York, Sam sabe que deberá sobrevivir nuevamente a la furia asesina de un psicópata que imita a su padre, Billy Loomis.
Si "Scream 5" fue un "requel" – una mezcla de secuela y reinicio – que devolvió todo al origen del "mito", "Scream VI" confirma que estamos en medio de una saga compleja. Como explica la sobrina de Randy Meeks en la escena clave explicativa, las reglas cambian una vez más. El monólogo cinéfilo de Mindy – interpretado brillantemente por Jasmin Savoy Brown – es impecable, pero el espectador entiende rápidamente que Matt Bettinelli-Olpin, Tyler Gillett y sus guionistas James Vanderbilt y Guy Busick siguen el camino trazado por Wes Craven, reelaborando algunos conceptos y temas ya presentes en "Scream 2".
Así, si la escena inicial de esa magnífica secuela de 1998 se ha vuelto icónica por su fuerza cinéfila (la escena con Jada Pinkett en el cine proyectando "Stab"), la introducción de "Scream VI" hace lo mismo, aumentando aún más las apuestas y explorando territorios nunca antes vistos en la saga. Este cambio de perspectiva sorprende al espectador y anuncia una película impredecible desde sus primeros minutos.
Los paralelismos con "Scream 2" continúan, mostrando a los personajes fuera de Woodsboro y enfrentándose a la vida universitaria. Por primera vez, la saga creada por Kevin Williamson tiene lugar en una gran metrópoli, Nueva York, cuidadosamente elegida y homenajeada al principio de la película con imágenes de "Viernes 13 – Parte VIII: Jason en Manhattan" que se muestran en la televisión. El escenario urbano es la gran novedad de la película y es aprovechado hábilmente por Bettinelli-Olpin y Gillett, mostrando los ataques de Ghostface en lugares públicos como callejones oscuros, tiendas abiertas las 24 horas y estaciones y vagones de metro, en la indiferencia general de los neoyorquinos. Este lugar, aparentemente difícil para un slasher, ofrece la oportunidad de jugar con las coreografías de los asesinatos y con el sentimiento de falsa seguridad que da la presencia de la multitud, una multitud ciega y acostumbrada a la violencia urbana.
Y luego está Ghostface, nunca antes visto tan furioso, decidido, destructivo y audaz en sus asesinatos. Con una inquietante máscara desgastada por el tiempo, es menos torpe, más calculador, casi experimentado en el crimen, y lleva a cabo un plan meticuloso con muchas sorpresas.
"Scream VI" es un homenaje a toda la saga, celebrando su pasado mientras se aleja – como declara el asesino en el prólogo – del metacine. "¡A quién le importan las películas!", exclama Ghostface. La atmósfera nerd de "Scream 5", que jugaba con las psicosis de la web y ironizaba sobre las fanbases tóxicas, se deja de lado para una narrativa más "concreta", que ofrece al espectador una serie de giros bien elaborados.
En "Scream VI", encontramos a la nueva generación de protagonistas, liderada por Melissa Barrera y Jenna Ortega, junto con una multitud de nuevos rostros, como Samara Weaving, Dermot Mulroney y Tony Revolori. Al igual que en la película anterior, también está la vieja guardia, representada esta vez por Gale Weathers (Courtney Cox) y Kirby Reed (Hayden Panettiere), vista en "Scream 4". Neve Campbell, alias Sydney Prescott, está ausente, una decisión relacionada con cuestiones de producción pero justificada narrativamente por Gale Weathers.
"Scream VI" confirma que la saga de terror más icónica de los años 90 está en buenas manos y aún tiene algo que decir. Bettinelli-Olpin y Gillett dominan perfectamente el lenguaje de "Scream", respetando la saga, el género, Wes Craven y su público. "Scream VI" funciona mejor de lo esperado, divierte, emociona y asusta, ofreciendo el placer incomparable de gritar a pleno pulmón una vez más.