DT
Daniele Taddei
•Una joven estudiante es vampirizada en Nueva York por una atractiva mujer vampiro. Después del shock inicial y familiarizarse con "sus nuevas costumbres", comenzará a chupar la sangre de los habitantes de Nueva York, incluyendo amigos y conocidos. Con tales premisas comienza la historia de este film de terror de Abel Ferrara, estrenado en América entre 1997 y 1998 pero solo disponible ahora en Italia. La película, en un inusual blanco y negro, es la historia habitual de vampiros metropolitanos; a pesar de estar adornada con un cameo del gran Christopher Walken, en el papel de un vampiro "vegetariano", resulta aburrida, predecible e increíblemente lenta. Además, de sangre, excepto por la masacre final, se ve muy poco. La única virtud de la película es la idea de tratar el fenómeno del vampirismo como una adicción, una especie de "enfermedad" similar al alcoholismo. Por lo demás, se trata de un pastiche pseudointelectual sangriento, exagerado, lleno de lugares comunes del género y citas (las referencias al "Martin-Wampyr" de Romero son más que evidentes). El final feliz no consuela, sino que hace arrepentirse aún más de haberla visto. No es malo, pero definitivamente mediocre.