VD
Vincenzo de Divitiis
•La secular guerra entre los Vampiros y los Lycans ha llegado a un punto crucial y quizás definitivo para el destino de las dos razas, con los feroces hombres lobo, que mientras tanto se han evolucionado y han logrado incluso construirse nuevas armas poderosísimas de última tecnología, listos para lanzar un gran ataque contra la gran y ahora en decadencia casa oriental de los vampiros. En medio de esta gran disputa está Selene, la guerrera vampiro despiadada que es perseguida por ambas facciones: por un lado, los vampiros quieren vengar el asesinato de uno de sus grandes ancianos por mano de la propia mujer; por otro lado, los licántropos quieren a su hija Eve, cuyo sangre puede representar el instrumento para poner fin a esta batalla milenaria, volviéndola a su favor. El temible Marius y su ejército de hombres lobo, sin embargo, no son el único peligro para la casa oriental en cuyo interior hay diferentes almas, entre ellas la ninfómana y pérfida Semira, dispuestas a todo con tal de conquistar el poder, incluso a costa de traicionar su propia estirpe.
En 2003 se estrenaba en los cines "Underworld", el primer capítulo de una saga muy fascinante gracias a su mezcla de acción de terror que contaba una guerra hipotética entre vampiros y hombres lobo en el interior de ambientaciones oscuras y, en parte, también góticas. Una película, por lo tanto, que lograba contentar a los aficionados del género precisamente porque reunía los dos tipos de monstruos más sugestivos de la tradición de terror y, sobre todo, lograba insertarlos dentro de una historia bien construida, alejada de los esquemas típicos y por eso bastante original.
Con el paso de los años, sin embargo, "Underworld" ha vivido el destino reservado a casi todas las sagas y después de los dos primeros episodios apreciables, dirigidos por el padre de la serie Len Wiseman, los episodios siguientes han evidenciado un preocupante aplanamiento tanto desde el punto narrativo como visual. No escapa a esta tendencia ni siquiera el quinto episodio, titulado "Underworld: Blood Wars", que ve en la dirección a Anna Foerster, quien, después de una larga experiencia con las series televisivas, moja su debut en la dirección de largometrajes con una película poco lograda, impalpable y de lejos la peor de la serie bajo todos los puntos de vista.
Si "Underworld – El despertar" había tenido el mérito de insertar una vena de acción que tapaba los numerosos defectos de la historia, este quinto episodio no continúa por el camino trazado por su predecesor y, por el contrario, quiere volver a las raíces y centrarse nuevamente en las dinámicas entre los protagonistas y los juegos de poder.
El gran problema, sin embargo, es que Foerster cuenta cosas ya ampliamente dichas en las películas anteriores y lo que sale de ello es un argumento simplemente aburrido, verboso, lleno de redundancias y muy predecible como todos los juegos de poder intuibles desde el principio. Los personajes presentados, luego, están caracterizados de manera superficial y parecen insertados solo para alargar la sopa y hacer avanzar un carro ahora en decadencia, al igual que la casa de los vampiros: un ejemplo es la figura de Varga cuyo rol pasa de toy-boy de Semira a guerrero muy activo en la batalla final, pero nunca sin una lógica bien precisa y funcional a la narración.
Las cosas empeoran aún más en lo que respecta a la parte puramente espectacular con las batallas y escenas de acción reducidas al mínimo y el look de los monstruos, en particular el de los licántropos, que ahora ha perdido todo su escalofriante e inquietante encanto de los primeros tiempos.
En resumen, "Underworld: Blood Wars" parece completamente fuera de contexto y parece haber perdido todos los elementos que habían garantizado el éxito a una saga cuyo único salvavidas quizás esté representado por el paso de película a serie de televisión, dada la complejidad de la trama que se ha creado.
En el elenco se encuentran Kate Beckinsale, cada vez más icono sexy con su traje de látex, Theo James, Tobias Menzies, en el papel del despiadado guerrero licántropo Marius, y la cautivadora Lara Pulver que interpreta a la ninfómana y despiadada Semira.
"Underworld: Blood Wars", en conclusión, es el peor capítulo y lo peor es que el final deja abierto el resquicio a otro secuela.