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Alessio Gradogna
•Una familia americana típica (padre, madre e hijo) se adentra en las nieves del salvaje Upstate New York para pasar un fin de semana en una casa aislada en el bosque. Pero desde el principio, algo no va bien. Antes de llegar a la casa, atropellan accidentalmente un ciervo, y un grupo de cazadores que anhelaban los cuernos del animal comienzan a amenazarlos y perseguirlos. Luego, una vez llegados a destino, extrañas presencias parecen animar el lugar: el padre (un excelente Jake Weber) está inquieto y nervioso, el hijo comienza a ver fantasmas y peligros, la tensión crece en el aire, en la tienda local un hombre misterioso le regala al niño una estatuilla que representa al Wendigo, un espíritu malvado en las antiguas leyendas indias, y el Wendigo mismo al final de la película cobra vida primero como espíritu que manda en el bosque, luego como un enorme ciervo, trayendo muerte y destrucción.
Un thriller de terror hermoso, original, de excelente factura. La secuencia inicial con los cazadores furiosos, en la que parece que en cualquier momento puedan saltar sobre la desafortunada familia y castigarla de alguna manera atroz, es de una suspense increíble, que corta todo comentario e interrumpe la respiración, y toda la película continúa en el misterio, en la inquietud extrema, en las apariciones y los fantasmas, en la tragedia de una familia que se desintegra, en el bosque que se vuelve vivo (asimilando la lección de Sam Raimi en "La Casa"), en el Wendigo como monstruo de cuento que aquí adquiere contornos muy realistas, en el horror de lo que no se ve pero que se siente en el aire, en los ojos de un niño aterrorizado por sus miedos ancestrales.
Una gran película, que inquieta e hipnotiza como rara vez se había visto en los últimos años. Si nunca sale en Italia será un delito.