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Pietro Ferraro
•Rayne es una vampira mestiza con poderes extraordinarios, su madre fue asesinada por el vampiro Kagan y ella fue encarcelada en un circo y expuesta como fenómeno de feria.
Habiendo ganado la libertad, Rayne buscará venganza con la ayuda de un grupo de valientes caballeros, pero intrigas y traiciones harán que su misión esté llena de obstáculos y solo el hallazgo de tres reliquias oscuras y poderosas le permitirán salir victoriosa en la batalla final contra el mal absoluto.
Se podría escribir un ensayo sobre el ascenso de Uwe Boll al Olimpo de los peores directores de la historia del cine mundial, pasemos por alto las peticiones que exigirían su alejamiento de las escenas o la multitud de fans furiosos por sus adaptaciones de videojuegos amados y jugados por millones de jugadores, que se convirtieron en películas que calificar de malas sería poco, pero centrémonos en su última producción, también basada en un videojuego, "Bloodrayne", historia de vampiros con sabor gótico, un relato clásico poblado de criaturas mestizas, ejércitos en conflicto, reliquias de oscuros poderes y venganza.
Bloodrayne (Kristanna Loken) es una vampira mestiza, nacida de la violencia perpetrada por el poderoso vampiro Kagan (Ben Kingsley) sobre una joven mujer. Ahora, encadenada, vive en un circo itinerante y es exhibida como fenómeno a los numerosos visitantes.
Liberada, encuentra en la caza de sus semejantes un propósito en la vida y mientras está en busca de tres reliquias que la ayudarían a matar al vampiro responsable de la muerte de su madre, es a su vez buscada por un trío de caballeros expertos cazadores de vampiros cuyo líder Vladimir (Michael
Madsen) guía un grupo que lucha contra el ejército del poderoso vampiro Kagan con la intención de conquistar y someter todo el reino.
Bloodrayne descubre durante su viaje que es una "Damphir", una criatura que sería capaz de matar al más poderoso de los vampiros, y una gitana (Geraldine Chaplin), advirtiéndole a la joven sobre los riesgos de la misión que está a punto de enfrentar, le revelará su destino.
Digamos que esta vez Boll tenía una trama intrigante, un buen presupuesto y un elenco respetable, y como de costumbre produce otra peliculita.
Una nota positiva se vislumbra en el cuidado de los trajes y la escenografía, esenciales para sumergirnos en este mundo con sabor medieval; impresionantes las locaciones situadas en Rumanía, ¿qué mejor escenario para una historia de vampiros?
Pero ahora las notas negativas. Durante toda la película se tiene la sensación de ver un episodio de "Xena: La princesa guerrera", una serie de televisión respetable producida por Sam Raimi; el guión es soporífero y, incluso intentando salvar algo, duele ver al premio Oscar Ben Kingsley en el papel de un vampiro que no tiene nada de inquietante. Michael Madsen luce su famoso mirada oblicua, pero cuando se encuentra con escenas de acción y duelos está torpe.
Michelle Rodriguez y Michael Paré, no nuevos a roles de acción, se defienden bien aunque el guión no los ayuda en absoluto.
La Loken, vampira extremadamente sexy, tiene ese aire de Milla Jovovich que no desentona y una física que la mantiene siempre en parte, con sus cuchillas recuerda a la Elektra de Jennifer Garner, menos convincente pero siempre creíble.
Pasemos por alto el cameo de Billy Zane en los enésimos papeles ambiguos de Elrich, padre de Katarin, vampiro viscoso y ambicioso, actor de la máscara de eternamente antipático ahora al final de una carrera nada exaltante, como han demostrado sus últimos trabajos de bajo presupuesto.
Si debemos comparar este "Bloodrayne" con los trabajos anteriores de Boll, este último sale vencedor, porque no contiene los clásicos "inserts" extremadamente kitsch típicos del director, porque los personajes tienen una connotación y un propósito, y el guión es bastante coherente, pero la dirección "televisiva" y la falta de escenas memorables lo convierten en otra película para ver si realmente no tenemos nada más que hacer.
La razón por la que Boll sigue produciendo películas en serie a pesar de la falta de talento y la hostilidad evidente del público es bastante simple: mantiene los costos bajos y en DVD funciona. Hoy en día
se hacen películas con la intención clara de captar al público menos exigente de los videoclubs, y por menos exigente no quiero decir incapaz de distinguir las tonterías de los clásicos, sino un público acostumbrado a alquilar o ver de todos modos una película como las de Boll porque al final echarle un vistazo no cuesta mucho, y si detrás hay algún franquicia, un actor de renombre, un título evocador y una portada intrigante, la elección es mucho más fácil.
En conclusión, vista la cantidad de películas sobre vampiros, esta podría ser un aperitivo bastante insípido en espera de títulos de mayor calado, si luego tienen la curiosidad de ver al Ed Wood del nuevo milenio un poco más formal y contenido de lo habitual, esta es la oportunidad.
Una última curiosidad: a prueba de la prolífica de este director en constante movimiento, "Bloodrayne 2" y "Bloodrayne 3" están en camino, ambos para el mercado del home video, mientras que en el cine "Postal" está a punto de llegar, enésima adaptación de videojuego en la que nuestro Boll no solo será guionista, productor y director sino también... actor!