PF
Pietro Ferraro
•Gary Ridgway, uno de los asesinos en serie más notorios de la historia de los Estados Unidos, fue arrestado en 2001 por los asesinatos de 48 mujeres entre 1981 y 2001. A cambio de su vida, Ridgway confesó todos los asesinatos atribuidos a él y dio al fiscal una descripción detallada de su furia asesina. Su método era simple: daba un paseo a las mujeres, siempre prostitutas, las llevaba a casa o a un lugar apartado, las mataba y dejaba sus cuerpos en el río Green River cerca de Seattle, Washington.
Estamos viviendo una época de transformación para el horror, estamos asistiendo a una mutación tanto en el aspecto visual (ver "Cloverfield" y "Rec") como en el de la comunicación; la televisión con sus formatos y su peculiar manera de contar historias y devorar hechos de crónica ha influido profundamente en el cine y los directores, que se apropian de esta visión de realidad usándola a veces de manera invasiva en muchas películas.
Este "Green River Killer" sufre de este estilo televisivo extremo, desde los primeros minutos la fotografía y la voz en off nos transportan al mundo del llamado docu-ficción tan querido por la televisión, donde en programas y talk-shows a través del uso de actores semi-profesionales se reconstruyen los hechos de crónica más atroces. Imágenes perturbadoras de cuerpos desmembrados sobre mesas de operaciones nos sumergen en el mundo perturbado de Gary Ridgway, un asesino en serie bastante anónimo y despojado de cualquier elemento de fascinación, estilo Hannibal Lecter, sino que la imagen que transmite la película es casi extraña tanta es la banalidad del personaje.
Las imágenes del verdadero asesino que hace declaraciones bastante confusas desde la cárcel donde cumple 48 cadenas perpetuas nos recuerdan que estamos asistiendo a una reconstrucción basada en fragmentos de la verdadera confesión de Ridgway.
La dificultad del F.B.I. para capturar a este asesino que mató 48 veces, se explica por el hecho de que no encajaba en los cánones del asesino en serie clásico establecido por los perfiladores de la época, recordemos que estamos a principios de los años '80, el hecho de estar casado con un hijo lo sacó casi de inmediato de la lista de sospechosos y se necesitaron años y algunas huellas de ADN para arrestar a un Gary ahora viejo y resignado.
El director Ulli Lommel, especializado en productos televisivos, de él solo recordamos el interesante "Mirror – ¿Quién vive en ese espejo?" (en original "Boogeyman", no confundir con el reciente "Boogeyman – El hombre negro"), usa todos los cánones del relato televisivo, incluidos los malos actores que deberían dar un sentido de realidad a la historia, luego se desvía del camino insertando un lenguaje fuerte y explícito e imágenes perturbadoras que aparecen aquí y allá para distraernos de los diálogos somnolientos y de una manera de contar sin personalidad que nos hace pensar que este producto fue concebido originalmente para alguna televisión por cable americana.
El relato se arrastra durante casi dos horas sin dejar rastro alguno, los asesinatos se suceden de manera esquemática y repetitiva, como el gesto compulsivo de llevar a las prostitutas muertas a las orillas del Green River para purificar sus cuerpos con el agua de ese río que Ridgway había amado tanto de niño.
Luego, después de la captura, durante los interrogatorios, aparece un amigo fantasmagórico llamado Boris, culpable según Ridgway de haberlo iniciado en el asesinato y que decide en un momento dado matarlo indicándolo como único y solo culpable de su pulsión asesina. Es claro desde las primeras frases que Boris no es otro que una personalidad de Ridgway inventada para justificar sus actos y que el acto de matarlo coincidía con la elección de poner fin a la serie de asesinatos con los que ya no podía convivir.
Si por un lado "Green River Killer" aparece como un producto televisivo discreto, por otro los insertos altamente splatter y una sexualidad explícita lo hacen un producto ajeno a cualquier clasificación, anónimo y que no deja detrás más que una sensación de desorientación e irritación.
El sospecha es que esta película para la televisión sea un viejo trabajo de Lommel rescatado para una edición en DVD apresurada, así que para llenar eventuales espacios vacíos en las paredes de nuestras videotecas, por lo tanto, a buen entendedor...