El retrato de Dorian Gray backdrop
El retrato de Dorian Gray poster

EL RETRATO DE DORIAN GRAY

Das Bildnis des Dorian Gray

1970 DE HMDB
abril 24, 1970

Un joven de alma pura comenta mientras le hacen un retrato que daría lo que fuera por mantenerse siempre joven y bello. Su deseo es concedido y desde ese momento será el retrato quien envejezca por él, y en donde se muestren los turbios reflejos de su alma.

Directores

Massimo Dallamano

Reparto

Helmut Berger, Richard Todd, Herbert Lom, Marie Liljedahl, Margaret Lee, Maria Rohm, Beryl Cunningham, Isa Miranda, Eleonora Rossi Drago, Renato Romano
Dramma Horror Thriller

RESEÑAS (1)

RG

Roberto Giacomelli

Dorian Gray es un joven guapo y exitoso que vive en Londres y frecuenta los círculos de artistas y ricos industriales. Un día, Dorian decide dejarse retratar en un cuadro por su amigo Basil y queda fascinado por su imagen en el cuadro, llegando a desear que su belleza permanezca siempre así, quizás a costa de su retrato. Y así sucede: todo el mundo alrededor de Dorian envejece y decae mientras él permanece igual, los signos de la vejez se reflejan en el retrato que el hombre custodia celosamente en su casa. De los años 1970 fantasiosos, valientes y multigénero llega una versión italiana de "El retrato de Dorian Gray", una película inusual y bien elaborada que aborda, adaptándolo a los tiempos modernos, el famoso libro de Oscar Wilde. Al timón de esta libre adaptación/actualización encontramos a Massimo Dallamano, un director ecléctico de géneros querido también por el público de terror por joyas como "¿Qué le habéis hecho a Solange?" y "El medallón ensangrentado", que logra manejar el "incómodo" material con profesionalidad y eficacia explotativa. "El retrato de Dorian Gray" es sin duda una obra difícil de adaptar, tanto por los contenidos típicamente literarios y poco adecuados para la narración cinematográfica, como por el peligroso relevo: de clásico literario de uso escolar a material cinematográfico de cineclub de ensayo (la película ganadora del Oscar dirigida en 1945 por Albert Lewin), hasta irrumpir descaradamente en el panorama más auténticamente de "género" de nuestro cine. Pero la película de Dallamano es un objeto extraño y ambiguo como su protagonista; pertenece sin duda alguna a lo que alguien llama "cine bis", utilizando rostros y gusto por el exceso típicos del cine de aquella época y de aquel tipo, pero sigue siendo decididamente lejano al gusto explotativo tout court, al fácil guiño al espectador ansioso de "prohibido" que entonces como hoy no desdeñaba la compañía en celuloide de sangre, violencia y cuerpos desnudos. "El Dios llamado Dorian" logra encontrar un justo compromiso entre las dos caras cinematográficas de la misma moneda, puestas en juego una y otra vez en los seventies italianos. Hay el alma explotativa, pero también hay una nobleza explícita de intenciones y de material tratado que podía asegurar el agrado incluso por parte de quienes sangre y desnudos en general no los digerían. A pesar de, en efecto, una considerable concesión al erotismo, bastante atrevida para la época, sobre todo si se piensa en la manera explícita con que se muestran las relaciones homosexuales (tanto entre mujeres como entre hombres), y a pesar de un guiño al thriller (la magnífica subjetiva del asesino inicial), "El Dios llamado Dorian" es siempre la transposición de "El retrato de Dorian Gray", respetuosa aunque no exenta de libertades creativas, y magníficamente llevada a la escena por una cura artística y técnica de película mainstream. La dirección de Dallamano es atenta y elegante como de costumbre para el director, valorizada por una bella fotografía, cuidada por Otello Spila, que prefiere el acento de colores saturados y vivos, queriendo subrayar la atmósfera psicodélica de la swinging London. En el papel del protagonista encontramos a Helmut Berger, actor austriaco lanzado por Visconti en "La caída de los dioses" y luego convertido en símbolo de un cierto cine italiano de género años 1970 (recordamos "La mariposa con las alas ensangrentadas" y "La bestia con el fusil ametrallador") hasta aparecer en "El Padrino parte III" de Coppola. Berger es un practicante perfecto para el rol, el Dorian Gray que cualquiera se imaginaría, ambiguo y fascinante como en la descripción wildeana. Completan la escena las bellas músicas de Peppino De Luca y Carlos Pes. Por el contrario, "El Dios llamado Dorian" tiene un ritmo no demasiado envolvente, confiado más a las imágenes que a los desarrollos narrativos, desarrollos que, sin embargo, no representan ninguna sorpresa para el espectador dada la notoriedad de la historia. Se trata, sin embargo, de una película de valor que vale la pena recuperar y ver al menos una vez en la vida.

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