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Roberto Giacomelli
•The Cove es un complejo residencial habitado por inquilinos de la más variada etnia y clase social. Cleveland Heep, el conserje todo a hacer, alarmado por extraños ruidos que puntualmente desde hace unos días provienen del patio interior, una noche casi se ahoga en la piscina del edificio, pero una misteriosa chica logra salvarlo. La chica, llamada Story, que también es la culpable de los ruidos nocturnos, es en realidad una Narf, ninfa de las aguas llegada a nuestro mundo para cumplir una misión y ahora incapaz de volver atrás. Cleveland y los habitantes de The Cove se esforzarán por ayudar a Story a volver al Mundo Azul y a defenderla de los Scrunt, seres monstruosos decididos a impedir que la ninfa vuelva a su mundo.
En un gesto de autoría anárquica, el director indio M. Night Shyamalan continúa un recorrido muy personal en el campo del cine de fantasía, infiriéndose abiertamente de lo que es el estándar hollywoodiense de la película de género. Con el paso de los años y de las películas, el niño prodigio importado a Hollywood se construye una marca ahora inconfundible que imprime con fuerza en cada una de sus películas, haciéndolas bien reconocibles a los espectadores como una "película de Shyamalan". A pesar del medio fracaso del anterior "The Village" y el despido por parte de Buena Vista, el autor decide llevar a la pantalla una fábula de inspiración oriental pensada principalmente para sus propios hijos y lo hace insertando el relato en un discurso actual sobre la colaboración entre pueblos y una reflexión más filosófica sobre la tarea individual que cada ser humano está llamado a cumplir.
Está claro que The Cove no es otra cosa que el planeta Tierra en miniatura, un microcosmos en el que viven diferentes culturas y razas, aparentemente en una paz utópica. Cleveland es el punto de contacto entre las diferentes culturas y los diferentes mundos, así como el primero en ver y intentar ayudar a Story, lo que llevará inevitablemente a la colaboración funcional (y utópica) de todos los habitantes contra un mal común que llega del exterior y que pone en peligro no solo a la ninfa, sino el equilibrio entero del microcosmos.
The Cove es sin duda un reflejo del Pueblo anteriormente narrado por Shyamalan, aislado del mundo (nunca veremos lo que sucede más allá del patio, excepto a través de la pantalla de la televisión, que imperturbablemente propone imágenes de guerra y horror) y amenazado por criaturas sobrenaturales. Pero los temas recurrentes, o autocitaciones, que el director disemina en la película, además de ser de gran interés para el espectador que sigue la carrera de este joven autor, también son la ocasión de encontrar, en el mar de los productos estandarizados por la industria cinematográfica, una gota de originalidad y un toque de auténtico refinamiento formal-narrativo. No por casualidad uno de los personajes quizás más caricaturescos presentes en "Lady in the water" es un crítico de cine, voluntariamente representado como un pequeño hombre arrogante y antipático que pone su juicio como verdad dogmática, poniendo en peligro no solo a sí mismo, sino el destino entero de los personajes del microcosmos shyamalaniano. Quizás el director ha excedido en la caracterización de este personaje (motivos personales de odio?), haciéndolo también protagonista de una escena metacinematográfica que refleja la estandarización del cine de terror americano, seguramente deliciosa pero absolutamente fin a sí misma.
Interesante es luego el trabajo realizado sobre los otros personajes y sobre su caracterización, que va mucho más allá del estereotipo, apoyado luego por un grupo de excelentes actores perfectamente encajados en su papel. Una mención especial va sobre todo a los dos protagonistas: Paul Giamatti ("American Splendor"; "Sideways"), en el papel de Cleveland, hombre de pasado trágico y presente inseguro y lleno de tics; y Bryce Dallas Howard ("The Village"; "Manderlay"), en los trajes de la misteriosa y etérea ninfa Story.
La dirección de Shyamalan es, como de costumbre, impecable, esta vez concentrada en una técnica casi minimalista que privilegia primeros planos, detalles anatómicos y vistas desde abajo, aquí caracterizadas luego por un ritmo narrativo particular de juego de rol; y de buen nivel también la fotografía cuidada de Christopher Doyle que logra dar un toque de naturalidad incluso a las situaciones más improbables. Buenos también los efectos digitales con los que se realizan las criaturas monstruosas, aunque no es una elección del todo acertada (especialmente mirando las películas pasadas del director) mostrarlas tan bien y en tantas ocasiones, hasta el punto de disminuir el pathos y el misterio relacionados con la componente antagonista y horrífica de la historia.
"Lady in the water" se asienta así entre las pruebas logradas del talentoso Shyamalan, logrando fundir a la perfección fantasía y misterio, en una película que logra dejar en el espectador una invitación inusual a la reflexión, no extinguiéndose así de inmediato después de la visión, como a menudo ocurre con películas de este género.