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Roberto Giacomelli
•Elsa y Clive son dos bioquímicos, pareja en el trabajo y en la vida. Ambos trabajan en un centro de investigación genética y están trabajando en la creación de una nueva raza animal que pueda proporcionar una enzima capaz de curar diversas enfermedades humanas. Justo en el momento de mayor dificultad para el laboratorio en el que trabajan, Elsa decide añadir ADN humano al compuesto que dio vida a su criatura, creando así una nueva criatura que sintetizaría una enzima más efectiva. A pesar del no de sus superiores y del escepticismo inicial de Clive, la pareja da vida a una nueva raza que se materializa en un extraño ser con un metabolismo y un ciclo de vida acelerados. La criatura se desarrolla pronto y se convierte en una especie de niña con componentes anatómicos animales a la que Elsa bautiza como Dren. Los dos científicos establecen una relación muy particular con Dren que pronto se transforma en un vínculo parental, pero la imprevisibilidad de la criatura y su agresividad harán dudar a ambos de la bondad de su creación.
Vincenzo Natali en la dirección/guion y Guillermo Del Toro en la producción de un fanta-horror son una promesa de calidad garantizada. El hombre que dirigió esa obra maestra de "The Cube" parece ser la persona adecuada para contar sobre ingeniería genética descontrolada y criaturas que se rebelan contra sus creadores, y de hecho Natali, alejado de la cámara desde 2003, año en que dirigió "Nothing" (todavía inédito en nuestro país), no decepciona y pone su firma en otro joya del fanta-horror que seguramente cada fan del género estaba esperando.
"Splice", que literalmente significa "conexión" y en jerga indica precisamente ese proceso de combinación entre varios genes, en definitiva es una película muy clásica, poco innovadora, y sin embargo tiene una carga de originalidad intrínseca no desdeñable. Natali toma la historia de Frankenstein y la actualiza a la época de la ingeniería genética y la eugenesia, la sazona con un toque de tragedia griega y añade una dosis considerable de morbosidad y sexo interespecie. El resultado es claramente un híbrido cinematográfico que refleja el híbrido representado por Dren, la magnífica quimera que está en el centro de la narración de "Splice".
El guion de Natali refleja ese sentido de completitud que a menudo falta en los guiones del cine de terror moderno. El autor se toma su tiempo para desarrollar adecuadamente la psicología de los tres personajes principales y para insertar elementos que proporcionen una densa sucesión narrativa que hace que no existan tiempos muertos a pesar de la lentitud inevitable de la parte central de la película. Clive, interpretado por un Adrien Brody ("Predators") a gusto en el papel, no encuentra satisfacción en su relación con Elsa, a menudo demasiado absorbida por su trabajo y opuesta al embarazo a pesar del deseo de paternidad de su compañero.
La mujer, cuyo nombre hace referencia a la histórica "Esposa de Frankenstein" y que lleva los rasgos de la siempre brillante Sarah Polley ("El amanecer de los muertos"), tiene un pasado oscuro hecho de abusos y vejámenes por parte de su madre, conservando por tanto una idea negativa de la maternidad, asustada por la posibilidad de perpetuar la inadecuación parental, como si se tratara de una enfermedad genética. Al mismo tiempo, Elsa es el elemento fuerte de la pareja, es ella quien toma las decisiones y es su actuar el que pone en marcha la serie de eventos que llevan inevitablemente a la tragedia. Una especie de Eva que no solo desobedece a Dios, sino que se sustituye a él.
La entrada en escena de Dren altera el orden natural de las cosas y aporta satisfacción a los deseos de la pareja y desintegración de sus vidas. Clive, potencial padre ideal, se demuestra inadecuado para el rol, llegando incluso a intentar ahogar a su "niña"; sin embargo, encuentra en Dren la pasión y la atracción que se estaban desvaneciendo en su relación con Elsa. La relación entre Clive y Dren se convierte en incestuosa, un afecto morboso e innatural por parte de la criatura que encuentra realización en un "acoplamiento" "bestial" que probablemente quedará en los anales del género. Elsa, en cambio, se demuestra una excelente madre, el exacto opuesto de lo que temía y logra así donar a Dren el amor materno que a ella le había faltado, naturalmente hasta que la situación no comienza a deteriorarse.
El personaje de Dren, tan divertido y curioso, letal y fascinante, está magníficamente encarnado por la francesa Delphine Chaneac que parece casi una actriz del cine mudo, capaz de expresar perfectamente con la mímica de su rostro los sentimientos de la criatura, su estado de ánimo y la evolución acelerada de su personalidad, de niña caprichosa a mujer-depredadora a merced de sus primeros instintos sexuales.
Los efectos especiales, que nacen de una sabia mezcla de gráficos por computadora y efectos tradicionales, son fundamentales en la trama (Dren está en pantalla durante el 80% de la película!) y no resultan nunca invasivos, gracias también al excelente trabajo realizado por el equipo de Berger y Nicotero, especialmente en los diversos looks que representan las etapas evolutivas del "monstruo".
Entre "Pandorum" y "Splice", el verano de 2010 puede presumir de una excelente temporada de fanta-horror, dos títulos de seguro impacto y bien realizados. En el caso de "Splice", tenemos también una obra destinada seguramente a ser recordada con el tiempo, una película fundamental en el camino que lleva al análisis de la figura femenina en el cine fantástico y a la naturaleza ambiguamente autodestructiva del ser humano. Una joya del horror de ciencia ficción que debe ser vista absolutamente por los aficionados al género.