VD
Vincenzo de Divitiis
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1303
Janet está decidida a dejar su hogar y, con tal de cumplir su sueño de ser independiente, acepta el primer apartamento que le ofrecen sin pensarlo dos veces, a pesar de las advertencias de su hermana Lara, quien le aconseja evaluar mejor sus opciones. Lara, por su parte, se queda viviendo con su madre, una ex cantante que busca relanzar su carrera, con quien mantiene una relación conflictiva que a menudo deriva en violentas discusiones, agravadas por el abuso de alcohol por parte de la madre. Mientras tanto, Janet se instala en su nuevo apartamento, pero desde la primera noche, extrañas presencias parecen rondar entre las paredes. Al día siguiente, la joven se suicida arrojándose desde el balcón, al menos aparentemente. Sin embargo, cuando Lara investiga las causas de la muerte de su hermana menor, descubre, con la ayuda de Mark, el exnovio de Janet, y un teniente de policía, que las anteriores propietarias del apartamento habían sufrido el mismo destino. Así comienza una investigación que desvelará una verdad aterradora relacionada con el pasado del edificio.
El cine de terror contemporáneo estadounidense parece dividido en dos corrientes: por un lado, directores como James Wan, Eli Roth o Rob Zombie, que han sabido crear un estilo propio, claro y reconocible, logrando narrar con originalidad historias ya muy exploradas; por otro, una gran cantidad de autores que, por falta de ideas o razones comerciales, prefieren inspirarse en obras europeas u orientales para realizar remakes que, la mayoría de las veces, resultan insípidos y decepcionantes. Esta vez, es el turno de Michael Taverna de beber de la inagotable fuente del llamado "J-Horror" y proponer una adaptación estadounidense de "Apartment 1303" de Ataru Oikawa. Su "1303", que llegó a los cines italianos con un retraso de aproximadamente dos años y se proyectó también en 3D, resulta ser una película muy decepcionante debido a una dirección carente de inspiración y originalidad, incapaz de revitalizar un modelo ya mediocre.
Gracias a su experiencia como productor de numerosos filmes de terror, Taverna demuestra dominar perfectamente los códigos del género destinados a generar sustos fáciles. Crujidos de puertas, ruidos siniestros y voces de niños se suceden en escena, pero sin alcanzar el ritmo y la intensidad necesarios para infundir al espectador una verdadera sensación de miedo o tensión. Todo parece demasiado visto, y hasta la fotografía resulta poco efectiva, al igual que la banda sonora, que tiende a ser excesivamente luminosa incluso en los momentos en que los espectros deberían manifestarse en todo su esplendor y ferocidad.
Desde el punto de vista narrativo, la historia sigue casi fielmente el filme de Oikawa, con un mayor enfoque en la relación entre Lara y una madre que se presenta como mucho menos madura que su hija. Sin embargo, tras un comienzo prometedor, la trama se estanca, en parte debido a una serie de personajes bastante estereotipados, como el inevitable galán inexpresivo Mark (interpretado por Corey Sevier), dispuesto a todo para ayudar a la protagonista a descubrir la verdad. Las únicas notas positivas provienen de las dos niñas, que, además de estar bien integradas en la narrativa, recuerdan, aunque vagamente, a la niña de "Operazione Paura" de Mario Bava, especialmente por su peinado y el uso de una pelota como juguete.
Los numerosos agujeros en el guion representan puntos débiles que afectan a un elenco que no está a la altura, compuesto por la exestrella de la serie juvenil "The O.C." Mischa Barton (en el papel de Lara), Julianne Michelle (como Janet) y una Rebecca De Mornay que da un carácter demasiado caricaturesco a la madre de las protagonistas.
En conclusión, "1303" es una obra que puede satisfacer en parte a los cinéfilos ocasionales, pero definitivamente no a los verdaderos amantes del género.