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Pietro Ferraro
•El apartamento 1303 esconde un terrible secreto, cualquiera que lo ha ocupado se ha suicidado lanzándose desde el balcón del decimotercer piso. Todas jóvenes mujeres, todas sin una razón aparente.
Mariko perdió a su hermana en ese apartamento y después del funeral siente la inquietante presencia que allí se cierne. La mujer comienza a investigar y descubre los trágicos eventos ocurridos entre esas paredes. La búsqueda de la verdad la llevará a contactar con visiones aterradoras y verdades desconcertantes.
El horror oriental está viviendo un momento extremadamente prolífico en cuanto a creatividad y distribución. Son muchos los títulos que abarrotan el circuito de vídeo doméstico, producidos con calidad irregular pero siempre interesantes y artísticamente sorprendentes. El mercado de vídeo doméstico representa para estas realidades un excelente escenario considerado para un público de nicho. Una parte del llamado "J-Horror" se está "occidentalizando"
en operaciones demasiado comerciales que hibridan historias y personajes, creando remakes desvaídos que la mayoría de las veces decepcionan en parte al espectador casual y totalmente al entusiasta. "Pulse", "The eye", son solo algunos ejemplos de películas mediocres, artísticamente y visualmente inferiores a los originales.
"Apartment 1303", escrito por el autor de "The Grudge", se inspira en el muy explotado filón de las casas encantadas. En esta película, todos los estereotipos del género se respetan ampliamente, una película que basa su eficacia más en la atmósfera que en el uso excesivo de efectos especiales.
La película es casi susurrada, por un lado esto es un mérito, pero la ambientación claustrofóbica revela muchos puntos débiles. El fantasma vengativo, las apariciones fugaces, los silencios inquietantes, una cierta actuación distante típica de los productos nipones, aquí funcionan a medias.
La introducción de un investigador que ayuda a la joven Mariko en sus investigaciones es un intento de transformar la película en una especie de thriller de connotación sobrenatural, pero el personaje queda en segundo plano y en algunos momentos casi se olvida de él.
La parte en la que Mariko investiga la historia del apartamento y la secuencia de suicidios extraños nos aleja durante unos minutos de la atmósfera extraña que impregna las habitaciones demasiado desnudas de la casa, pero no es suficiente para librarnos de ese sentido de excesivo autocomplacencia estilística que el director ostenta y las únicas verdaderas emociones se sienten en el final enfático que recuerda demasiado al excelente "Dark Water".