MC
Marco Castellini
•1888, Londres está cerrada en la morsa del miedo: una estela de horror se abate sobre el barrio de Whitechapel, algunas prostitutas son masacradas y asesinadas por un loco, un asesino en serie que golpea con una precisión despiadada y que desaparece en el vacío, haciendo perder su rastro. El caso se confía al mejor investigador de Scotland Yard que no solo deberá detener al implacable asesino, sino que también deberá proteger a su mejor testigo, la mujer de la que se ha enamorado... Otra película sobre las hazañas de quien es considerado, a todos los efectos, el primer asesino en serie de la historia, el misterioso Jack The Ripper, el Destripador. Se trata de una producción televisiva estadounidense bastante mediocre que llega a Italia con casi cinco años de retraso, distribuida por Universal solo para el mercado de video doméstico, y que probablemente nunca habría llegado, no fuera impulsada por el gran éxito del estupendo "From Hell" de los hermanos Hughes. Y así, aquí está servida otra reconstrucción histórica inútil, sosa y aburrida (más o menos) de los misteriosos asesinatos que llevan la firma de Jack el Destripador, tras cuya pista esta vez no está, como era de esperar, el transgresor y vicioso inspector Abberline - que las crónicas de la época indican como el detective de Scotland Yard encargado de las investigaciones - sino un elegante, atractivo y ambicioso inspector, tal Jim Hansen, interpretado por la "estrella" televisiva Patrick Bergin (visto recientemente en los papeles del conde Drácula en la miniserie televisiva "El Beso de Drácula" producida y transmitida por la Rai). La desafortunada y desastrosa elección de mostrar desde el principio, desde las primeras secuencias, la verdadera identidad del loco destripador quita a la película ese poco de suspense y curiosidad que podría haber intentado mantener. Ya se conoce quién es, según esta versión de los hechos, la identidad del asesino, casi no se asiste durante toda la duración de la película al derramamiento de una sola gota de sangre, el ritmo no es ciertamente apremiante y los diálogos de la versión italiana son bastante toscos y vulgares... el resultado no puede ser más que decididamente pobre. En el aburrimiento reinante y en la absoluta, total planitud, solo queda salvar la bella presencia y la discreta interpretación de la buena Gabrielle Anwar ("Body Snatchers" de Abel Ferrara).