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Vincenzo de Divitiis
•En el aeropuerto de Boston es un día como cualquier otro, caótico e invadido por una multitud de partida y llegada en el aeropuerto americano. Entre ellos está Clay Riddell, un dibujante de cómics cuya carrera está a punto de tomar un giro positivo gracias a la venta de los derechos de su novela gráfica para un videojuego. Mientras está a punto de llamar a su familia, de repente, las personas comienzan a enloquecer y a desatar sus instintos más violentos debido a una especie de virus proveniente de un impulso eléctrico emitido por sus teléfonos celulares. En poco tiempo, la sala de espera del aeropuerto se convierte en un teatro de sangre y muerte del cual el protagonista logra escapar con dificultad, también gracias a la ayuda del trabajador Tom McCourt. Con él, junto con otro grupo de supervivientes encontrados en la calle, comienza un largo viaje a través de campos desolados con el fin de defenderse de esta epidemia despiadada y de los hombres hambrientos contaminados. En todo esto, Clay también está en busca de su esposa y su hijo, que quedaron atrapados en casa.
El cine de terror siempre ha sacado a manos llenas de la literatura, con un ojo particular para los clásicos góticos y los cuentos populares. Otra gran fuente de inspiración para muchos directores está representada por la vasta producción de novelas del escritor Stephen King, maestro del escalofrío que durante años ha apasionado y asustado a sus millones de fans repartidos por todo el mundo. Una combinación que ha dado lugar a obras maestras como "El resplandor" y a otras excelentes películas como "La zona muerta", "Eso", "Carrie - La mirada de Satán", "1408" y muchas más. Sin embargo, no siempre las cosas salen como se espera y a veces la adaptación no da los resultados esperados: es el caso de "Cell", película basada en la novela homónima de 2006 y, para ser honestos, no entre las más logradas del escritor de Maine. Dirigida por Tod Williams (el de "Paranormal Activity 2") y escrita por el mismo King en colaboración con Adam Alleca, ya autor del guión del remake de "La última casa a la izquierda", muchos nombres excelentes que, sin embargo, dan vida a una película anónima, sin personalidad y nunca capaz de apasionar al espectador y crear la empatía adecuada con los personajes.
El gran defecto de "Cell" es el de no tomar nunca una dirección bien definida y cambiar continuamente de registro narrativo, con la consecuencia de convertirse en un enorme caldero en el que se encuentra de todo. El inicio es también uno de los más alentadores, con la película que entra de inmediato en el vivo de la secuencia vertiginosa en el aeropuerto en la que las personas contaminadas por el virus son protagonistas de imágenes muy splatter y Clay se ve obligado a sortear escaleras mecánicas y galerías para escapar de la furia asesina de la multitud. Pero es solo una ilusión.
La historia, de hecho, toma pronto un giro más conceptual, marcada por ritmos lentos, a veces incluso soporíferos, que sin embargo solo por poco se centra en la crítica a los teléfonos celulares como medio de aniquilación en masa, para luego concentrarse de manera decidida en uno de los temas recurrentes de la poética de King, es decir, la inserción de elementos autobiográficos y el gran espacio reservado a la dimensión onírica. Y poco sirven las marcadas atmósferas romerianas - la referencia es claramente a "La ciudad será destruida al amanecer" - para levantar las suerte de una película en la que no se salvan ni siquiera los personajes, representados de manera plana y unidimensional, con la única excepción del personaje de Tom, interpretado por el bueno de Samuel L. Jackson, que cumple a cabalidad su papel puramente macchietta. Como si no bastara, además, el guión presenta enormes agujeros que emergen en toda su grandeza y evidencia en un final al límite de lo incomprensible, demasiado apresurado y no en línea con el mensaje inicial que quería transmitir la historia ideada por King.
El reparto, además del ya mencionado Samuel L. Jackson, ve a un John Cusack literalmente en apuros con un personaje completamente equivocado y una Alice Maxwell que hace lo que puede en el papel de una chica reducida a la condición de marioneta.
"Cell", en conclusión, representa la más clásica de las ocasiones perdidas, visto el buen potencial proveniente del sujeto base que quizás habría sido más adecuado para una miniserie que para una película de poco más de hora y media.
Curiosidad: Entre los productores ejecutivos está el nombre del buen director francés Xavier Gens... si él hubiera estado a cargo de la dirección, quizás ahora estaríamos hablando de otra película.
