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Roberto Giacomelli
•Beth Emhoff regresa a Minneapolis después de un viaje de negocios a Hong Kong, pero los extraños síntomas que presentaba y que ella atribuía a un simple jet lag son en realidad el preludio a la contracción de un virus que, después de dos días de sufrimiento, la mata. Este es solo el primer caso de un contagio que poco a poco se desarrolla a escala mundial: nadie conoce el origen del virus ni un modo de combatirlo. Mitch, el marido de Beth, después de la muerte repentina también de su hijo adoptivo, se encuentra luchando junto a su hija adolescente contra un mundo que parece desmoronarse. Cheever, el subdirector del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., intenta mantener la situación bajo control para evitar que se desate el pánico, mientras que la doctora Mears y la doctora Orantes se movilizan para buscar el origen y la cura del virus. Mientras tanto, el bloguero Alan Krumwiede se lanza contra las altas esferas del poder sosteniendo que los ciudadanos no están informados sobre lo que está ocurriendo, arrojando así a la población en la paranoia.
En una réplica en la primera parte de la película, el personaje interpretado por Kate Winslet, hablando de los métodos de comunicación sobre la epidemia, expresa a la perfección el propósito de la película "Contagio". "Un tiburón de plástico en una película ha logrado mantener a la gente alejada de los océanos, pero los avisos en los paquetes de cigarrillos no logran disuadir de fumar". No es lo que se dice, sino cómo se dice lo que hace la diferencia. De hecho, si nos fijamos
en la utilidad de la última obra de Steven Soderbergh en términos de originalidad del argumento y oportunidad argumentativa, entonces deberíamos tachar "Contagio" como inútil y fuera de tiempo. Al fin y al cabo, el argumento y su desarrollo parecen un mix un poco más dramático entre "Virus letal" y "Carriers – Contagio letal", así como el alarmismo por el virus de la H1N1 ya ha desaparecido, restando actualidad al tema. Por lo tanto, hay que recurrir a cómo se narra la historia, acercando "Contagio" al tiburón spielberghiano más que a los avisos similares a epitafios que aparecen en los paquetes de cigarrillos. Soderbergh confecciona una película tan impecable en su presentación como efectiva para comunicar la ansiedad y la angustia de una situación pandémica. Y esta es, precisamente, la diferencia con el resto de películas sobre contagios y epidemias, una visión casi científica sobre el tema que no puede dejar indiferente, consiguiendo incluso infundir un leve temor paranoico. Las terribles cosas que desfilan por la pantalla son
realistas, incluso posibles, y las consecuencias dramáticas que alimentan la trama de "Contagio" no pueden ser más inquietantes.
Soderbergh se acerca al tema sin énfasis espectacular, sino con un rigor casi documental. Esta frialdad (que, sin embargo, es un sello distintivo del cine de este director) es un arma de doble filo porque, por un lado, hace que todo parezca más real y, por tanto, más aterrador, pero, por otro lado, puede dejar al espectador frío y no hacerle conectar con las muchas historias y personajes que componen la película. De manera similar a "Tráfico" – la obra maestra de Soderbergh, en opinión de quien escribe – también en "Contagio" la historia se cuenta de manera coral, hay muchos personajes, ninguno más protagonista que otro, que ni siquiera se encuentran entre sí. Se trata de estrellas del firmamento hollywoodiense que interpretan fichas de un diseño divino en el que la crueldad del destino y el cinismo de la vida toman el control. No hay buenos ni malos, cada uno tiene su pequeña historia en la que, de manera realista, lo que cuenta es la supervivencia propia y de los seres queridos. Por supuesto, no faltan las escenas clave en las que hay un giro de altruismo, a menudo insertado como elemento de redención para personajes descritos de manera demasiado rigurosa, pero se alternan con mentiras de paladines de la justicia y escenas en las que incluso los niños mueren de manera horrible.
El límite de "Contagio" es, por tanto, esta frialdad estilística y narrativa que, sin duda, llevará a alguien a sentirse rechazado por la visión, unida a una cierta lentitud en el ritmo. Por lo demás, tenemos una película bien confeccionada y con un reparto de primera en el que se reconocen los rostros de Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Jude Law, Kate Winslet, Laurence Fishburne y Marion Cotillard. Todo ello está apoyado por una sugerente banda sonora de Cliff Martinez y por una hermosa fotografía cuidada por el propio Soderbergh.
Así como cada uno de nosotros tiene irremediablemente cierto temor a sumergirse en aguas abiertas mientras el famoso motivo martillante de John Williams resuena en nuestras cabezas, de la misma manera, justo después de ver "Contagio" no podrán evitar sentirse invadidos por algún temor si su vecino de asiento en el autobús comienza a toser o un desconocido les tiende la mano "en señal de rendición".
Presentado fuera de concurso en la 68ª edición del Festival de Cine de Venecia.