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Roberto Giacomelli
•Antártida, 1982. Un equipo de científicos noruegos descubre una nave espacial alienígena enterrada bajo el hielo. Se contacta a la paleontóloga estadounidense Kate Lloyd para unirse al equipo noruego y estudiar el vehículo extraterrestre y el organismo que lo habitaba, que parece haber muerto en el impacto ocurrido hace miles de años. Pero la "cosa", un parásito capaz de imitar cualquier forma de vida con la que entra en contacto, está viva, y una vez liberada, Kate deberá formar equipo con el piloto del grupo, Carter, para evitar que la criatura los mate a todos, enfrentándolos entre sí al imitar su apariencia.
Cuando se toca un clásico, es muy fácil atraer una lluvia de críticas preventivas por parte de quienes amaron esa obra original. Esto es lo que sucedió con este proyecto titulado "La Cosa", que muchos – incluso hoy, tras el estreno del filme – consideran erróneamente un remake del clásico de John Carpenter. Así que comencemos con algunas aclaraciones. Strike Entertainment contemplaba la idea de rehacer la película de Carpenter, que a su vez era una adaptación libre del relato de John W. Campbell "Who Goes There?", ya llevado al cine en 1951 con "El enigma de otro mundo" de Christian Nyby. Durante años se habló de una secuela a cargo del propio Carpenter, una hipótesis que finalmente fue descartada en favor de la idea de un remake, ya que era una práctica muy de moda. Afortunadamente, esta idea también fue rechazada, y el guionista Eric Heisserer se aventuró en la escritura de una precuela que narrara lo ocurrido en la base noruega de donde parte todo en el filme de Carpenter.
Hay que decir que era difícil sacar algo realmente atractivo de una historia cuyo desarrollo y desenlace ya eran conocidos por todos. Además, la comparación con la película de Carpenter (uno de los pocos verdaderos clásicos del cine fantástico) era inevitable y necesariamente despiadada, como anunciaban los pronósticos. A pesar de todo esto, hay que admitir que esta precuela no solo es una excelente película, sino también una excelente precuela: el director Matthijs van Heijningen Jr. y su equipo lograron realizar un pequeño milagro.
La estructura de esta precuela sigue la del filme de 1982 (de ahí las acusaciones de ser un remake), pero ofrece un punto de vista inédito y aborda una temática alternativa. Esta vez, la "Cosa" no es la única mujer del grupo; hay otras dos, incluida la protagonista Kate, paleontóloga estadounidense llamada para contribuir al estudio del ser alienígena descubierto. A diferencia de la película de Carpenter, aquí los personajes tienen cierta ventaja: saben más o menos contra qué están luchando, aunque las capacidades miméticas del alienígena logran generar sospechas y paranoia, alcanzando su punto máximo en la escena de la prueba y sus consecuencias. Es interesante notar que, si en la película de Carpenter muchos vieron una metáfora del contagio del SIDA, aquí se puede discernir una especie de manifiesto ideal de la perfección corporal. La Cosa solo puede replicar material orgánico, por lo que los "defectos" del ser humano, como prótesis articulares o dentales, son "corregidos" por la intervención del alienígena, y el clon resulta idealmente perfecto. La Cosa se convierte en una solución a las imperfecciones físicas, una homologación hacia un ideal superhumano dominante en una óptica evolutiva que recuerda mucho los temores típicos de la ciencia ficción de la Guerra Fría.
Inevitable y algo astuto, el frecuente guiño a los fanáticos de la película original incluye referencias musicales (el tema principal de Carpenter readaptado por Marco Beltrami se escucha al inicio y al final), aclaraciones de algunos "misterios" del otro filme y un sugerente final en los créditos que conecta perfectamente esta precuela con la película de 1982, formando prácticamente una continuidad narrativa.
Matthijs van Heijningen Jr., quien debuta aquí en el largometraje, demuestra tener una habilidad particular para construir escenas de ansiedad y tensión, que abundan en "La Cosa" y que a menudo logran resultados sobresalientes, especialmente en las escenas donde el alienígena se desata con sus repugnantes transformaciones. En este sentido, cabe destacar los magníficos efectos especiales, que encuentran un equilibrio adecuado entre gráficos por computadora y efectos prácticos, con algunas transformaciones corporales realmente originales e impresionantes. Uno de los puntos fuertes de la película de Carpenter eran los efectos realistas de Rob Bottin; en el filme de van Heijningen Jr., se respeta la lógica de las mutaciones con una galería de criaturas espeluznantes y coherentes con el pasado. A pesar del uso considerable de efectos digitales, no se pierde esa materialidad del cuerpo humano deformado y torturado que caracterizaba el trabajo de Bottin.
El elenco es muy sólido, encabezado por Mary Elizabeth Winstead ("Destino Final 3"; "Duro de Matar 4.0") y Joel Edgerton ("El Susurro del Diablo"; "Warrior"), acompañados por Ulrich Thomsen ("El Último Templario"; "Centurión"), Eric Christian Olsen ("Eagle Eye"; "N.C.I.S."), y Adewale Akinnuoye-Agbaje ("Lost"; "G.I. Joe: El Origen de Cobra").
La precuela "La Cosa" funciona muy bien... obviamente, si buscamos comparaciones cualitativas con el clásico de Carpenter, comenzamos mal, porque aunque van Heijningen Jr. hizo un buen trabajo, la película de 1982 tiene una fuerza expresiva única. Pero en la óptica de un filme complementario y de una mera operación comercial dirigida a los fanáticos de la obra anterior, podemos decir que esta precuela ha alcanzado el máximo a lo que se podía aspirar. Al igual que la película de 1982, esta precuela también fue un fracaso en taquilla.