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AUTOPSIA (¡TENSIÓN!)

Macchie solari

1975 IT HMDB
enero 18, 1975

Simona hija de Gianni Sanna, trabaja en un depósito de cadáveres. Es amiga de Edgardo, un fotógrafo. La muerte de Betty, la futura esposa de su padre y hermana de Paul, un sacerdote, provoca una atmósfera de mutuas sospechas. Según la policía la muerte de Betty es un suicidio, pero el sacerdote está convencido de que ha sido un asesinato. Gianni también es asesinado....

Directores

Armando Crispino

Reparto

Mimsy Farmer, Barry Primus, Ray Lovelock, Carlo Cataneo, Angela Goodwin, Gaby Wagner, Massimo Serato, Ernesto Colli, Leonardo Severini, Eleonora Morana
Horror Thriller Mistero

RESEÑAS (1)

RG

Roberto Giacomelli

En Roma, durante el verano, se produce una serie de suicidios que la opinión pública atribuye a la influencia nefasta de un fenómeno solar. La investigadora Simona Sanna, que tiene visiones frecuentes de cadáveres que cobran vida, está trabajando en una tesis sobre casos de homicidio disfrazados de suicidio cuando la joven amante de su padre es encontrada muerta en una playa de Ostia. Todo parece indicar que se trata de un suicidio, pero Paul, el hermano de la mujer, está convencido de que su hermana fue asesinada. Simona, que comienza a sospechar de la implicación de su padre en la muerte de la mujer, ha entrado en contacto con Paul y, al mismo tiempo, ha caído también ella en las garras de un misterioso asesino. Antes de terminar su carrera cinematográfica con la parodia melbrooksiana "Frankenstein a la italiana", en la que Aldo Maccione interpreta un monstruo superdotado, Armando Crispino había intentado una segunda incursión en los territorios del thriller con "Manchas solares". Así como había ocurrido con "El etrusco mata de nuevo", el director biellese mezcla tonos realistas con sugerencias sobrenaturales y, en este caso también, el resultado es irregular. En "Manchas solares", se nota la mano de Crispino, especialmente en la doble naturaleza que impulsa el avance de la trama: por un lado, hay el clásico thriller con un asesino que cosecha víctimas, por otro, un subplot con tonos anti-realistas que se presenta como un elemento de novedad dentro de un género saturado y a menudo dedicado a la repetición. "Manchas solares" presenta, de hecho, una introducción magnífica, una sucesión de suicidios truculentos mostrados de manera casi lírica, una secuencia de gran impacto que es precisamente la razón por la que este film es a menudo recordado. La trama continúa con tonos casi surrealistas, mostrándonos las morbosas e inquietantes visiones necrófilas de la protagonista, atormentada por muertos vivientes que se aparean y que reclaman sus favores. Se trata de un comienzo fulgurante, de esos que te hacen subir inmediatamente el interés, tan cargado de promesas y expectativas para una extraña variante del thriller habitual. Desafortunadamente, Crispino no cumple la promesa, y después de los primeros veinte minutos "Manchas solares" comienza a ralentizarse, a domesticarse, para concluir luego de la manera más banal posible. La trama se tiñe de giallo, como es aceptable, pero sin ninguna fantasía y de manera incluso demasiado relajada, dando al film un ritmo lento, o mejor dicho aburrido, que no logra apasionar más de lo debido al espectador. La revelación final, luego, es altamente decepcionante, con un motivo tirado por los pelos y demasiado similar a mil otros vistos en los thrillers de esa época, un poco como había ocurrido también en "El etrusco mata de nuevo", en fin de cuentas. Y todo eso es una lástima, porque la premisa hacía realmente bien esperar. En general, pasando por alto la decepción que inevitablemente atrapa al espectador a primera vista, se encuentran en "Manchas solares" una serie de elementos que lo ponen en atención y lo hacen destacar de la masa. En primer lugar, se puede notar una construcción efectiva de algunos personajes, comenzando por la protagonista, una buena Mimsi Farmer ("Cuatro moscas de terciopelo gris"; "El perfume de la dama de negro") que da vida a una chica de psique retorcida y difícilmente asediable. La joven investigadora tiene una repugnancia explícita por el sexo: deja en blanco a su novio y en el hospital a un colega que intenta violarla. Sin embargo, la chica sueña con los cadáveres que la manosean y se abandona a las atenciones demasiado afectuosas de su padre, un buen Carlo Cattaneo ("Los prometidos"; "Las cinco jornadas de Milán") que aquí tiene un debilidad por las niñas. Crispino, también guionista junto a Lucio Battistrada, se esfuerza por crear un clima de morbosidad que empuja mucho en la dimensión erótica, apuntando sobre todo a psicologías "perversas" y personajes exagerados, y lo logra en buena parte. Sin embargo, no todos convencen y algunos secundarios, especialmente masculinos, no aparecen particularmente inspirados, comenzando por el personaje de Ray Lovelock ("No se debe profanar el sueño de los muertos"; "Tener veinte años") y el antipático Paul de Barry Primus. Incluso el departamento de gore, aunque limitado a unas pocas escenas (casi todas concentradas en la primera parte), es muy apetecible y presenta efectos especiales espeluznantes y realistas. "Manchas solares", por lo tanto, comienza como una deliciosa y anómala novedad para transformarse pronto en un giallo demasiado conforme al género. Aquí y allá hay destellos de interés, pero la sensación de oportunidad desperdiciada es siempre predominante. Curiosidad. En la época del estreno de "Manchas solares" en los cines italianos se distribuían a los espectadores que entraban en la sala máscaras sin agujeros para los ojos, que se recomendaba usar a los más impresionables para las escenas más cruentas.