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MIEDO EN LA CIUDAD DE LOS MUERTOS VIVIENTES

Paura nella città dei morti viventi

1980 IT HMDB
agosto 11, 1980

En la ciudad de Dunwich, en Nueva Inglaterra, el suicidio de un cura convierte en realidad una vieja maldición. Las puertas del Infierno se abren de par en par y liberan una horda de zombies que salen de sus criptas en busca de carne fresca...

Reparto

Christopher George, Catriona MacColl, Carlo De Mejo, Giovanni Lombardo Radice, Janet Ågren, Antonella Interlenghi, Daniela Doria, Fabrizio Jovine, Luca Venantini, Michele Soavi
Horror

RESEÑAS (1)

FM

Francesco Mirabelli

El padre Thomas, el sacerdote católico de Dunwich, se suicida ahorcándose en una rama de un árbol y, como consecuencia de su muerte, se desatan horrores indescriptibles sobre los habitantes de la ciudad. La médium Mary Woodhouse y el periodista Peter Bell se dirigen a Dunwich para investigar los siniestros acontecimientos. Lo que descubrirán es espeluznante: los muertos están volviendo a la vida bajo la guía del padre Thomas para invadir el mundo de los vivos… Una de las cumbres del cine de Lucio Fulci, capítulo inicial de la llamada "trilogía de la muerte" de la que también forman parte el notable "Aquella villa junto al cementerio" y la obra maestra "Más allá". Gracias al éxito internacional de "Zombi 2", Fulci se encontró de repente considerado un nombre destacado del cine de terror, razón por la cual se le encargó una nueva película para aprovechar la ola de su obra anterior. El título inicialmente pensado para esta película era el más escueto y evocador "El miedo", pero finalmente se decidió incluir un guiño a los muertos vivientes para establecer un vínculo con el mencionado "Zombi 2". Con "La ciudad de los muertos vivos", Fulci da un paso decisivo en su propia interpretación del cine de terror: a partir de una desconstrucción de las reglas establecidas del género, renuncia a una trama coherente y, privilegiando el aspecto técnico-visual, sumerge al espectador en una alucinante pesadilla en celuloide, con vagas referencias al universo narrativo de H.P. Lovecraft (la ciudad de Dunwich: homónima del pueblo maldito descrito por el escritor americano). Las aterradoras imágenes de la película toman forma gracias al gusto cinematográfico habitual de Fulci, unido a la fotografía de Sergio Salvati y a la contribución fundamental de Antonello Geleng como escenógrafo; es a este último a quien se debe, entre otras cosas, la realización de uno de los puntos fuertes de este título: el inquietante mundo subterráneo en el que tiene lugar el "enfrentamiento final" entre los protagonistas de la película y las fuerzas malignas desatadas por el padre Thomas. El montaje es de Vincenzo Tomassi (colaborador de confianza de Fulci) al cual también se debe el famoso y enigmático final, basado en una de sus intuiciones. Otro nombre involucrado es el de Michele Soavi, por aquel entonces de veintitrés años, en el doble papel de actor y de ayudante de dirección no acreditado. Al hablar de elecciones visuales es imposible no mencionar los truculentos efectos gore, con chicas que vomitan sus entrañas y cabezas aplastadas, el aficionado al splatter tiene de qué saciarse abundantemente. La paternidad de estos efectos se atribuye generalmente a Giannetto De Rossi, pero en realidad es casi seguro que fueron Franco Rufini y su ayudante Rosario Prestopino quienes los realizaron. El equívoco probablemente nació de la presencia en los efectos especiales de Gino De Rossi, quien, sin embargo, nunca se ocupó de maquillaje y escenas splatter, sino de efectos como explosiones y similares. Giannetto mismo ha negado haber puesto nunca el pie en el set de la película. La trama, como se mencionó anteriormente, es poco más que un pretexto, pero sería incorrecto considerarla totalmente carente de significado, en ella están presentes, sin embargo, algunos elementos de interés y algunas temáticas fulcianas. Salta a la vista su irreverencia hacia la institución religiosa: las víctimas del horror que se desata en Dunwich lloran sangre como en la iconografía cristiana y el padre Thomas se suicida ahorcándose en un árbol como Judas Iscariote. Un sacerdote suicida parece hacer tambalear las certezas de la religión sobre la inmortalidad del alma y la esperanza de una vida eterna, caídas estas certezas, el miedo y el horror no pueden sino desatarse con efectos devastadores. Fulci, aunque era un anticlerical festivo, se definía como "católico aunque lleno de dudas", y en "La ciudad de los muertos vivos" las dudas parecen tomar el mando y dar voz a un argumento típicamente lovecraftiano: el culto religioso visto como una piadosa mentira puesta para salvaguardar la salud mental de los hombres. Entre los acontecimientos ocurridos durante el período de rodaje de la película, se señalan algunos anécdotas. Como la antipatía visceral surgida entre Cristopher George y Lucio Fulci, la actriz Antonella Interlenghi arrestada por ultraje al pudor durante un paseo en coche (!?) y una cruel broma urdida a costa de Fulci. Alguien, parece que el mismo Cristopher George, mezcló en el tabaco de pipa del director algunas larvas de mosca y el desafortunado, antes de darse cuenta, aspiró un poco de aquella infernal mezcla. Años después Fulci se encontró con varios problemas de salud y según él, la causa era buscar precisamente en aquellas poco saludables bocanadas de humo.