Francia, siglo XVIII. Adaptación del famoso best-seller de Patrick Süskind. Jean Baptiste Grenouille nació en medio del hedor de los restos de pescado de un mercado y fue abandonado por su madre en la basura. Las autoridades se hicieron cargo de él y lo mandaron a un hospicio. Creció en un ambiente hostil; nadie le quería, porque había en él algo excepcional: carecía por completo de olor. Estaba, sin embargo, dotado de un extraordinario sentido del olfato. A los veinte años, después de trabajar en una curtiduría, consiguió trabajo en casa del perfumista Bandini, que le enseñó a destilar esencias. Pero él vivía obsesionado con la idea de atrapar otros olores: el olor del cristal, del cobre, pero, sobre todo, el olor de algunas mujeres.
Directores
Tom Tykwer
Reparto
Ben Whishaw, Alan Rickman, Rachel Hurd-Wood, Dustin Hoffman, John Hurt, Karoline Herfurth, David Calder, Simon Chandler, Sian Thomas, Jessica Schwarz
FantasyDrammaCrime
RESEÑAS
(1)
RG
Roberto Giacomelli
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Francia, siglo XVIII. Jean Baptiste Grenouille es un niño nacido con extraordinarias facultades olfativas, capaz de percibir cada olor, incluso aquellos imperceptibles para el nariz humano. Jean Baptiste, huérfano al nacer, crece en un orfanato, pero apenas adolescente es vendido como esclavo en una curtiduría. En ese período, el chico conoce a Giuseppe Baldini, un perfumero italiano que le enseña a crear perfumes y le revela las técnicas para capturar el olor de las cosas, pero insatisfecho, Jean Baptiste se dirige a la cercana ciudad de Grasse para aprender la técnica del defleurage; sin embargo, obsesionado con la creación del olor perfecto y sublime, el chico comienza a matar a jóvenes mujeres para luego tratar sus cadáveres y extraer su perfume.
Tom Tykwer ya había demostrado ser un buen director con dotes bastante originales desde su particularísimo "Lola corre", que en 1998 lo llevó a la atención del público; pero ahora con "Perfume" intenta lo imposible: llevar a imágenes la novela de Patrick Suskind, un escrito que basa toda su fuerza y originalidad en la descripción de las sensaciones olfativas; una empresa a la que incluso Stanley Kubrick había lanzado una idea, luego nunca realizada!
Parecía quizá una locura hacer una película creíble y estimulante sobre una historia olfativa, a menos que las salas de cine estuvieran dotadas de una tecnología capaz de reproducir los olores al público. Pues bien, Tykwer ha logrado transformar ese best seller en una película digna de su padre en papel, una película que sigue el camino más simple para la descripción de los olores, es decir, el simple sugerir los olores. El protagonista de la película está atormentado por el olor de una joven mujer, incluso lo sueña, huele, manipula esencias y aceites esenciales, pero nosotros no podemos hacer otra cosa que admirar sus hazañas y observar, de vez en cuando, el dilatarse y el contraerse de sus fosas nasales, imaginando la esencia perfumada que se desentraña de los cuerpos blancos y grasientos de las jóvenes y desnudas doncellas muertas de las que Jean Baptiste se rodea. Todo esto puede parecernos banal, pero ¡funciona a las mil maravillas!
La ruta emprendida por Tykwer está, sin embargo, muy lejos de los cánones habituales del thriller y esto es evidente desde las primeras imágenes de la película, en las que asistimos al nacimiento de Jean Baptiste: una escena desagradable y visualmente muy poderosa que muestra el nacimiento del niño en un sucio mercado local, en un triunfo de splatter y suciedad maloliente que sirve de input a las facultades del niño, como si se tratara del nacimiento de un superhéroe de los cómics Marvel. La película continúa a medio camino entre el drama y la comedia grotesca, para luego sumergirse en el thriller de terror con la caza de las doncellas olorosas y terminando en un epílogo surrealista y excesivamente grotesco, al límite con lo onírico. Someterse a la visión de "Perfume" significa, por tanto, asistir a tantas películas diferentes cosidas juntas por un único hilo narrativo; es una experiencia del todo singular que deja en el espectador un sentido de profunda y complacida satisfacción.
Si se analiza desde un aspecto más puramente técnico, "Perfume" sale, sin embargo, vencedor. Costado millones y millones de euros, esta coproducción franco-alemana aprovecha una reconstrucción escenográfica suntuosa y realista y escenas de masa (el orgía final) de gran impacto visual. Mucho influye también la dirección virtuosística de Tykwer que logra crear movimientos de cámara originales y técnicamente impecables con carretillas y planos secuencia de gran sugestión; no menos es la fotografía de Frank Griebe, capaz de mantenerse creíble e inquietante tanto en las escenas más oscuras como en las de luz solar. Un buen trabajo también es realizado por el elenco, en el que destaca el protagonista Ben Whishaw ("El mercader de Venecia"; "The pusher"), que aparece a ratos desorientado, completamente dominado por su facultad, a ratos inmerso en una locura lúcida que se transforma en un deseo de omnipotencia; excelente, como siempre, Dustin Hoffman en el papel del simpático y altivo perfumero Baldini.
Si queremos mover una crítica a la película, observable también en la novela, es identificar en el exceso grotesco que impregna todo el final, tan surrealista y pomposo, no solo irónico, sino también alejado del tono general de la obra.
"Perfume" es, por tanto, una película que hay que ver, pero con la conciencia de adentrarse en un universo de rarezas y estilos diferentes; de terror hay poco o nada, pero la película se deja apreciar también por los fans del cine de miedo por la copiosa dosis de macabro erotismo necrófilo y algún salpicón de splatter grotesco.
¡Es de rigor medio punto más!