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Roberto Giacomelli
•La psiquiatra Samantha Goodman descubre que el tumor en su cerebro, estable durante dos años, ha vuelto a crecer repentinamente. Ese mismo fin de semana, Samantha se dirige a su cabaña en la montaña donde la esperan su marido David y su hermana Melody, con la intención de comunicarles la noticia. Mientras afuera azota una tormenta de nieve, un joven helado golpea la puerta y, con el pretexto de poder usar el teléfono, toma a la familia como rehén; poco después aparece Harlan Pyne, verdadero artífice del plan, un asesino recién liberado del hospital psiquiátrico al que Samantha le había negado varias veces el permiso de salida. Así, la familia quedará a merced de los dos locos que pondrán en marcha un juego sádico de presión psicológica y tortura física.
Pequeña producción canadiense de 2005, "The dark hours" es el ejemplo de cómo se puede dar vida a una película decente sin tener a disposición un presupuesto sustancial, sino apostando todo al suspense y a una historia rica en giros.
La situación narrada en la película es la clásica ya propuesta en varios thrillers sádicos como "La casa sperduta nel parco" y "Funny games", diferenciándose sin embargo del complaciente barbarismo, a veces moralista, de la película de Deodato, para acercarse más a la fría amoralidad de la película de Haneke. En "The dark hours", los dos psicópatas actúan por un deseo concreto de venganza, amplificado por una evidente falta de salud mental: Harlan ha pasado parte de su vida entre las paredes de un manicomio, después de haberse manchado de horribles delitos; su joven asistente tiene una psique frágil y ha personificado en Harlan a su maestro, una figura paterna que probablemente le ha faltado. Samantha enfrenta con coraje su delicada situación de salud, pero el tumor que le está devorando el cerebro corre el riesgo de crear en ella estados de alteración perceptiva que van más allá del simple aturdimiento auditivo. Las tensiones que se crean entre los diversos personajes se amplifican con los sádicos juegos "verdad o reto" a los que son sometidos y que llevarán a la luz también verdades inaceptables. En resumen, la trama, aunque simple, está apoyada por un guión capaz de sorprender al espectador en varias ocasiones, aunque en la parte final corre el riesgo de derrumbarse sobre sí misma debido a astutos juegos de thriller psicológico ya abusados en el cine contemporáneo. No juega definitivamente a favor de la película la escasa duración (menos de 75 minutos), inadecuada para la completa delineación psicológica de todos los personajes a veces solo esbozados, como ocurre con el asistente de Harlan y la hermana de Samantha.
Los intérpretes son de buen nivel y se destacan en particular Kate Greenhouse ("Webs"), en el papel de la doctora Samantha y Aidan Devine ("Oscure presenze a Cold Creek"), en el papel del psicópata Harlan.
No faltan algunas escenas feroces, entre ellas una amputación escalofriante de un dedo con una pinza, ejecutada de manera explícita sin cortes de montaje.
Con algunos cuidados adicionales, podría haber salido un excelente producto.
Ideal para una velada en equilibrio entre el compromiso y el descompromiso.