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Alessio Gradogna
•Un joven erudito se traslada al campo con su esposa para poder realizar con más calma y tranquilidad sus experimentos con animales, que podrían llevarlo a grandes y revolucionarios descubrimientos en el campo de la medicina, y particularmente en la posibilidad de devolver la vida a animales muertos o gravemente heridos. La esposa no sabe nada de estos experimentos para los cuales el marido, que ya no le dedica ninguna atención, razia animales en el campo para usarlos como conejillos de indias. El estudio se convierte en obsesión, a pesar de las sospechas de la comunidad local, y la obsesión llevará a una crueldad cada vez más atroz hacia los animales y a un descenso progresivo hacia la locura. El primer largometraje del estadounidense Fessenden, desafortunadamente inédito en Italia, muestra desde el principio todas las cualidades del director que también se encontrarán en sus películas futuras: narraciones rápidas y concretas, gran tensión, valentía para usar elementos 'fuertes' y mostrar cosas desagradables y anticonvencionales, inserciones visionarias lynchianas de gran efecto, dirección muy imaginativa. Cine de experimentación, cine moderno, cine de terror que se desvanece en el thriller y en algunos momentos casi en el melodrama, pero cine de alto valor, en este caso enfrentado a un Frankenstein contemporáneo en versión rural, que quiere reanimar los animales y no los seres humanos. El tema de la obsesión por la ciencia que lleva a la locura ya ha sido visto y revisto, pero Fessenden lo moderniza con mucha eficacia. ¿El único defecto de la película? Termina demasiado pronto, cuando parece que aún hay mucho que decir.