THE PERFECT HUSBAND

Viola y Nicola, una joven pareja recién casada, deciden pasar un fin de semana despreocupado en una tranquila casa de campo, dejada libre por los parientes de él. En sus intenciones, este fin de semana debe servir para permitirles superar una crisis provocada por un terrible evento que los ha conmocionado unos meses antes, es decir, la muerte prematura de su hijo. Un trágico imprevisto que ha conmocionado sobre todo a la mujer, que encuentra dificultad para relacionarse con el compañero no solo verbalmente, sino también desde el punto de vista sexual. Sin embargo, las buenas premisas son barridas en el momento en que los celos toman el control y la estancia se transforma en una espiral de sangre y violencia cuya causa se escapa a todo tipo de lógica y predicción. En los últimos años, los telediarios y los periódicos están cada vez más invadidos de noticias sobre matanzas familiares, auténticos asesinatos ocurridos entre las paredes domésticas que, de nido de afecto y protección, se transforman en lugares funestos y macabros. Todo esto puede leerse como la consecuencia directa de una realidad cotidiana frenética, dominada por la histeria colectiva en la que incluso los valores más arraigados en ella son puestos en discusión, sobre todo la relación matrimonial y la institución de la familia. Una visión del mundo a la que el cine no ha permanecido insensible desde los años setenta, si se piensa en directores como Tobe Hooper y, más específicamente, Wes Craven que han basado gran parte de su filmografía en la idea del núcleo familiar como origen de muerte y represión. Estas han sido las fuentes de inspiración para Lucas Pavetto, joven director argentino de nacimiento pero italiano de adopción, cuando en 2011 realizó un brillante mediometraje titulado "El marido perfecto", galardonado con numerosos premios también a nivel internacional. Un éxito discreto que le impulsó, tres años después, a realizar un remake en forma de largometraje con un título americanizante, "The Perfect Husband". La obra, ganadora del premio "Mario Bava" como mejor ópera prima en la última edición del Fantafestival, representa un debut en la dirección de un largometraje positivo para el joven autor, quien destaca un estilo crudo y directo pero al mismo tiempo capaz de virtuosismos técnicos de gran calado, que hace que el producto resulte accesible a un público más variado y no solo al reducido círculo de aficionados del género. Pavetto demuestra no amar los preámbulos y de inmediato nos presenta una pareja en crisis y con grandes dificultades de diálogo. Los dos se controlan mutuamente y se esconden objetos, casi como para testimoniar una falta de confianza que representará el hilo conductor de la trama. Son solo las premisas de una tensión latente que, como en un crescendo rossiniano, aumenta de tono minuto a minuto y se revela palpable en el aire desde el surrealista y nervioso viaje en coche, espejo de un malestar ya evidente entre los dos. Un malestar que pronto se traduce en una violencia mostrada sin filtros, al estilo de los torture porn contemporáneos, también gracias a la ayuda de los efectos especiales de la Special Makeup Studio de Mauro Fabriczky, realizados con cuidado y capaces de transmitir un realismo a los límites del perturbador. En la escena, de hecho, alternan efectos splatter sangrientos, como ojos destrozados y brazos amputados, que recuerdan a las sangrientas y despiadadas películas de terror de los años ochenta. Pero la habilidad de Pavetto es la de no condensar la tensión exclusivamente en la última media hora de la película y evitar que la primera parte se transforme en un conjunto de tiempos muertos y diálogos inútiles y banales. Las secuencias más significativas, en esta dirección, son aquellas que ven a la mujer deambulando asustada entre las ruinas de un pueblo abandonado y en el bosque, donde es posible notar una fuerte influencia de Argento en la falsa subjetiva de una presunta entidad sobrenatural y los primeros planos de insectos. También el departamento técnico se muestra a la altura de la situación con una banda sonora perfecta para viajar al ritmo de la historia y la excelente fotografía de Davide Manca que alterna las tonalidades cálidas y reconfortantes de la casa con las más frías y perturbadoras de los exteriores. La elección del reparto resulta plenamente acertada con Gabriella Wright y Bret Roberts bien integrados en sus papeles y muy buenos para encarnar el rol de cazador y víctima designada. La única mancha va rastreada en la figura del Ranger (interpretado por Carl Wharton) cuya inserción va a afectar el carácter intimista de la trama y parece ser un simple pretexto para dar vida a una secuencia de muerte más. Al hacer un balance, "The Perfect Husband" es un trabajo que revela las capacidades del director de unir dos almas diferentes del terror: la tendente al splatter y la más autoral. The Perfect Husband